Editorial

Pocas respuestas y grandes incertidumbres

EL SECRETARIO de Estado de Seguridad, Rafaél Pérez, visitó ayer Melilla. Tras el anuncio por parte de Marruecos del final del llamado ‘comercio atípico’, la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos avalando las devoluciones en caliente de inmigrantes y las obras en el perímetro fronterizo entre la ciudad y el país vecino, la llegada de Pérez cobraba más relevancia de la habitual.

Hasta ayer, no se había escuchado ninguna valoración por parte del Ejecutivo central, o de su presentante en Melilla, la delegada del Gobierno Sabrina Moh, respecto al final de contrabando y las declaraciones de Pérez fueron decepcionantes. En una apresurada rueda de prensa, durante la que los medios pudieron hacer apenas cuatro preguntas, el secretario de Estado escurrió el bulto alegando que el tema del comercio atípico no es su competencia directa. Sí comentó que la intención del Gobierno es crear un comercio del siglo XXI y criticó las condiciones de trabajo de los porteadores. No mencionó ni una sola medida concreta sobre como paliar el daño que la decisión marroquí generará en las economías de Melilla y Ceuta. Además, resulta hipócrita criticar ahora las dificultades a las que se enfrentan los porteadores, enarbolando la bandera de los derechos humanos para endulzar el cierre comercial, cuando, durante décadas, el Estado español lo ha permitido y ha sido Marruecos quien ha decidido finiquitarlo.

Respecto al perímetro fronterizo, que Pérez visitó sin la presencia de los medios de comunicación, aseveró que el paso de Beni Enzar funciona bien pero que es mejorable. Nos quedamos con las ganas de saber como se puede mejorar. Tampoco dio información respecto a como está funcionando la frontera inteligente, ni como van las obras en la valla y no quiso mojarse sobre aumento de agentes destinados a la frontera.

Sí mantuvo una reunión con la delegada del Gobierno y mandos policiales en la que, seguramente, se analizaron todos estos asuntos. Y seguramente también, el Gobierno tomará medidas en aquellas cuestiones que están perjudicando severamente a las ciudades autónomas.

Pero ayer era un día para que los melillenses se sintieran arropados por el Gobierno de la nación. La escueta declaración de Pérez no ha servido para aligerar la incertidumbre que se vive en Melilla y Ceuta acerca de su futuro. En este sentido, ha sido una visita estéril y se ha perdido la oportunidad de que este Gobierno, que presume de transparencia, explicara a los melillenses como está la situación y que se quiere hacer para resolverla.

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