Aspanies ayuda a usuarios a mejorar su forma de relacionarse con la sociedad a través de un taller de estimulación animal.
Los perros son el mejor amigo del hombre. Los amantes de estos animales siempre dicen esta frase y hay proyectos sociales que ratifican que es verdad, como el desarrollado por Aspanies. Un grupo de perros y sus dueños de forma voluntaria han participado en un taller de motivación con animales destinado a los usuarios de esta institución. El objetivo era que las personas con discapacidad intelectual aprendieran a relacionarse con otras utilizando a los perros como ‘enganche’. Han paseado con estos animales y han organizado actividades en diferentes plazas de la ciudad lo que propiciaba que la gente que paseaba a su alrededor se acercara a ellos e iniciaran una conversación.
Integración real
Este proyecto tiene pretende que los usuarios de Aspanies se integren socialmente y que puedan ir asumiendo tareas relacionadas con el cuidado de los animales, pues también les ayudará a ser más independientes en un futuro.
Elena Leiva, directora del Centro Ocupacional de Aspanies, organizó ayer una exhibición de cómo trabajan los usuarios de la institución con los perros. Le acompañaron los voluntarios y propietarios de estos animales que también pasan un rato divertido. Leiva explicó que las personas que han participado en este taller, en total 17, han mejorado bastante a la hora de relacionarse con otros ciudadanos que no tienen nada que ver con Aspanies. Han cogido confianza en sí mismos y han aprendido a cuidar de una mascota en estos meses, resaltó.
La idea de este taller partió de Óscar Pozo, un joven entrenador de perros, que vio la posibilidad de utilizar sus conocimientos con estos animales para ayudar a los usuarios de Aspanies a mejorar en sus relaciones sociales. Destacó que al principio del taller los participantes estaban un poco reticentes y apenas se acercaban a los perros. Pero ayer, en la exhibición, todos deseaban coger las correas y guiarles en el recorrido de obstáculos. Por ello, resaltó que la experiencia ha sido muy positiva y que sería aún mejor poder ampliar el curso para el próximo año.
Por su parte, los voluntarios, tanto humanos como perros, disfrutan de la compañía de estas personas con discapacidad intelectual porque les muestran de forma constante su cariño y admiración. Afirman que les encantaría repetir la experiencia.