Los representantes de la Mesa Interconfesional piden armonía para Melilla.
¡Cuántas veces se mira al cielo! Hay quien observa esa cúpula celeste para elegir la ropa nada más levantarse de la cama o para dejar perdida la mirada durante unos minutos y descansar la mente de tanto pensamiento. Para muchos es un acto reflejo, que en ocasiones, se hace para pedir algo. Paciencia para aguantar el resto del día en el trabajo sin armar una riña o por el contrario, solicitar a quien escuche en las alturas que la entrevista dé como fruto un puesto en la empresa.
Pero el cielo nunca estuvo tan receptivo a escuchar esos deseos como anoche. Entre 80 y 100 ‘estrellas fugaces’ cruzaron ‘el techo’ de color negro. Y como dice la tradición popular que por cada una de éstas se puede pedir un deseo, seguro que a más de uno se le acumuló el trabajo pidiendo y pidiendo a estos meteoritos que se cruzaron en la órbita de la Tierra. Con la Luna fuera de juego, estas estrellas que caían del espacio se vieron con mayor intensidad. Es lo que se conoce como las Perseidas o la las Lágrimas de San Lorenzo. En Melilla también se pudieron ver, aunque hubo que alejarse de la contaminación lumínica para disfrutar de este fenómeno que se repite cada verano. ¿Y qué le pidieron los melillenses a estos pequeños puntos de luz? Paz, felicidad, cordura y armonía. O al menos eso dijeron a El Faro los cuatro representantes de la Mesa Interconfesional de la ciudad.
Armonía y créditos bancarios
Ramesh Ramchand, representante de la Comunidad Hindú de Melilla, aseguró que su deseo a las estrellas es que continúe la armonía entre las diferentes culturas de la sociedad melillense.
Destacó que hay una buena amistad entre los componentes de las diferentes comunidades y confesiones de la ciudad y que este valor se debe conservar en el tiempo. Incluso, apuntó que pediría a las estrellas fugaces que aumentaran aún más los lazos que unen a todos los colectivos de Melilla. Aseguró que siempre presume de la convivencia que hay en la sociedad melillense. Por ello, insistió en cuidar este patrimonio inmaterial.
Ramchand también indicó que solicitaría a alguna que otra ‘perseida’ que los bancos abrieran sus manos y ofrecieran más créditos. Señaló que esto ayudaría a los comerciantes y a los ciudadanos. Además, aseguró que pediría por la salud de todos.
Ser felices con lo que tenemos
El representante de la Comunidad Israelita de Melilla, Jaime Azancot, explicó que su primer deseo a las estrellas fugaces sería que Melilla mejorara su prosperidad económica. Aseguró que son muchas las familias melillenses que están pasando por un mal momento económico. Esta ayuda no les vendría mal.
El segundo de sus deseos al cielo fue que los ciudadanos sean felices con lo que tienen. Resulta a veces complicado, pero encontrar la alegría en lo cotidiano puede hacer la vida más fácil. Y por último, pidió la paz para la ciudad. Resaltó que la convivencia de las culturas y confesiones que conforman Melilla es imprescindible para que la ciudad continúe creciendo y desarrollandose a todos los niveles.
Hay que esforzarse
No está demás pedir al cielo que ayude a la sociedad melillense, pero también es necesario que los ciudadanos aporten su granito de arena. Así lo aseguró el vicario episcopal de Melilla, Roberto Rojo a El Faro. Explicó que el deseo que lanzaría a las estrellas es que la armonía siga siendo una característica de la gente de esta tierra.
Rojo afirmó que su petición sería que los melillenses siguieran unidos y que continuaran ayudándose como en la actualidad lo están haciendo. Son muy solidarios. Señaló que esto es lo que mantendrá la convivencia y la paz entre las culturas y confesiones que conviven en Melilla.
No obstante y aunque le gustó la idea de pedir a las estrellas algo de ayuda, aseguró que se cumplan o no esos deseos, lo importante es que los ciudadanos pongan su esfuerzo y luchen por conseguir esas metas.
Cordura para llegar al respeto
El representante de la comunidad musulmana en la Mesa Interconfesional, Abderramán Benyahya, afirmó que su deseo a las estrellas fugaces era que reinara la cordura en la ciudad. Explicó que ésta lleva a la felicidad, a la convivencia y al respeto.
Las Lágrimas de San Lorenzo fueron ayer para muchos melillenses un espectáculo gratuito que ofrece la naturaleza, una excusa para ver las estrellas con una persona especial o una visión que por casualidad fue observada en el tradicional paseo nocturno. Quizás fueron rápidos y pidieron a la estrella fugaz, pero en caso contrario, lo mejor será dejar que el cielo siga su rumbo y los que pisan la tierra continúen trabajando por alcanzar esos deseos.