No sé si acertaré, pero en mi ánimo está ayudar a los entrenadores de formación, que en nuestra Melilla son legión, desde este esquema y a partir de ahí, desarrollar pautas metodológicas de actuación, que considero muy acertadas, pero que bajo ningún concepto son mejores que otras ni excluyentes.
Una indicación más, que debe ser central en todo este trabajo y la iniciación y formación en baloncesto: el único protagonista de nuestra labor de entrenadores es el NIÑO, EL JUGADOR. Para ellos nos formamos y nos preparamos.
Para enseñar baloncesto o cualquier otro deporte colectivo de invasión, de cooperación-oposición, como es el nuestro, el entrenador tiene que saber, conocer, todo lo que pueda de los tres ámbitos siguientes, cuánto más sepa de estos tres campos de conocimiento mejores serán sus resultados y al contrario:
1. Jugador: sus características físicas, fisiológicas, psicológicas, por edades y categorías, que tanto nos ayudan para elegir los objetivos y contenidos a trabajar en dichas categorías.
2. Didáctica: por resumir, metodologías tradicionales basadas eminentemente en la técnica y alternativas basadas en el cuadro anterior, así como otros modelos pedagógicos como el aprendizaje cooperativo, comprensivo, educación deportiva, estilo actitudinal, modelos híbridos… Programación, metodología, motivación y comunicación.
3. Baloncesto: aspectos técnico –tácticos, preparación física y reglas. En etapas de formación muchas veces perdemos de vista que el niño no es un adulto y que el entrenamiento debe estar adaptado en todos los elementos estructurales (reglas, compañero, adversario, espacio, tiempo, objetos) y funcionales (acción de juego, roles, comunicación, estrategia, técnica, táctica) a dichas categorías. Se modificarán todos los elementos, sin prohibiciones, para la mejor enseñanza del jugador en formación.
Uno de los apartados de la Didáctica y Metodología es la Programación. Ningún entrenador en etapas de iniciación debería diseñar una sola sesión sin encuadrarse, ni englobarse en una programación de Escuela, Club, Federación. Existen muchas en la red, y habrá que adecuarlas a las características y filosofías propias. Dicha programación, debe ser lo contrario de improvisar, con unos objetivos y contenidos fundamentales.
Cuando planificamos lo hacemos principalmente para dar un elemento de apoyo programático básico, primordial a los entrenadores noveles, que encontrarán en ella la referencia de objetivos y contenidos a trabajar en su categoría, así como la metodología. El modelo pedagógico será personal, y ahí se deberá investigar, conocer, estudiar en la abundante literatura y ensayar dichos modelos, y luego, en la práctica de la ejecución de cada sesión, yo apostaría por la fusión de los mismos.
No perdiendo de vista que planificamos para: por un lado “no olvidar” contenidos que sin su tratamiento, mermarían al jugador y lo limitarían en su juego, siendo el resultado de una mala enseñanza y no de un error del jugador en formación, y por otro lado “no repetir”. Sin planificar corremos el riesgo de repetir, frustrar, contrariar, aburrir y también pervertir el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde de igual manera, el responsable no será el jugador en iniciación, sino que será la víctima de una incompleta formación. Ambas cuestiones se pueden y deben evitar, planificando por el director o coordinador, a quien corresponda, y por supuesto, también servirá para la evaluación de los logros alcanzados. Un jugador de baloncesto es el fruto de su proceso de enseñanza-aprendizaje, y ahí sus entrenadores tienen mucho que decir y de responsabilidad en dicho proceso. Desde mi experiencia en el entrenamiento y en la educación física, considero fundamental la aceptación y el cumplimiento de dicha programación, estableciendo herramientas de evaluación para su comprobación, también serán garantes de este fin el director o coordinador de escuela. Atendiendo al modelo integrado referenciado de López, V. & Castejón F.J. (2005), no puedo eludir en este trabajo indicar brevemente los contenidos a trabajar en dicha planificación en las etapas de formación y su justificación. Quisiera señalar el carácter que para mí deben cumplir estos objetivos y contenidos. Por un lado entrenaré pensando en el juego y la competición, no podemos obviarla y este es un error muy arraigado en la formación de nuestro deporte, que la perdemos de vista. Y por otro lado, siempre que podamos, y esto tiene que ver también con mi formación como profesor, enseñaré de forma transversal, horizontal; esto es, lo que enseño tiene una base común, válida y transferible para cualquier deporte colectivo de invasión, cooperación-oposición, tradicional o alternativo de los que tanto tenemos que aprender y copiar. Debo resaltar especialmente el trabajo avanzado a su tiempo, por lo pionero que fue en el estudio, investigación y desarrollo de sus teorías, de mi profesor Daniel Pintor Torres (1991), al que vuelvo continuamente en sus lecturas, y que me siguen sorprendiendo por su rigor académico, metodológico y practicidad. La programación en etapas de formación considero que debe hacerse, como lo hizo mi profesor, mediante los Medios técnicos Tácticos Colectivos Básicos (MtTCBs): ocupación, creación, ampliación y desocupación de espacios libres/ defensa; pase–recepción/ defensa; pase- desplazamiento-recepción: pase y progresión, pase y alejamiento, pase y regreso/ defensa; fijación del impar/ defensa.
En cuanto a la estructura de la sesión, que es la unidad de concreción última que utiliza el entrenador en su pista, gimnasio o pabellón debe tener unas constantes que le ayuden en su diseño, paso a indicar algunas. Después de todo lo anotado, entendemos que en toda sesión no habría que perder de vista, o sería interesante, que en la formación, estas partes estuvieran presentes: calentamiento como juego inicial, manejo, control y dominio del balón, situaciones reducidas, principalmente 1x1, luego 2x2, hasta máximo de competición 3x3 (hasta los diez años), con la que terminaremos todos los entrenamientos. Por diferentes motivos, entrenamos sin perder de vista la competición, el juego real, y como herramienta de evaluación de lo aprendido, siendo además lo que los niños ven en televisión, en sus equipos y jugadores de referencia a los que quieren emular. Reduciremos las situaciones organizativas con poca transferencia al juego real, 1x0, a momentos de feedback o explicaciones, ejemplificaciones facilitadas, siempre que sea posible de la misma forma que trabajaremos técnica y táctica, trabajaremos ataque y defensa, también poniendo el énfasis en uno de ellos para facilitar su aprendizaje, pero deben estar presente ambos, porque esa es la realidad del juego, que no hay que olvidar.
El modelo de sesión en iniciación a utilizar debería tener unas partes diferentes a la sesión tradicional, en la que se distinguen las siguientes:
1ª parte: calentamiento.
2ª parte: parte principal.
3ª parte: vuelta a la calma.
Sin embargo, existen otros modelos mucho más pedagógicos e interesantes para una metodología más activa y alternativa, por los que opto, como por ejemplo:
1ª parte: presentación de la información y calentamiento jugado (saber lo que hemos hecho, de dónde venimos).
2ª parte: desarrollo de juegos integrados, paradas pedagógicas (lo que queremos hacer, hacia dónde vamos).
3ª parte: 3x3, autoevaluación, aspectos positivos y mejorables de la sesión (hilar con la sesión siguiente).
En toda sesión tiene que haber un volumen alto de lanzamientos, a nuestros jugadores en iniciación les encanta tener el balón, botar para superar a su oponente u oponentes y sobre todo lanzar a canasta, el mayor número de lanzamientos en situaciones reales, y la misma observación de feedback anterior para cuando sea necesario. También estarán presentes las habilidades y destrezas básicas, el pase-recepción, el bote-tiro, la recepción-tiro y el bote-pase. El manejo, bote desde el principio, con ambas manos de forma natural. Y todo mediante juegos, que en formación será el medio principal para enseñar. Estableceremos porcentajes, para cada apartado, contenido, pero intentaremos que siempre estén presentes, en porcentajes diferentes según objetivos. Las sesiones de entrenamiento, deberán adecuarse en tiempo y frecuencia a la edad de los jugadores; por su fisiología el niño no es un adolescente, ni un adulto, y debería entrenar y competir de forma adaptada a su edad, en espacio, tiempo, balón, número de compañeros, adversarios, altura de las canastas y organización hasta los diez años.
Hasta esta edad me plantearía realizar equipos mixtos, coeducativos, para entrenar y competir, considero que es lo mejor para el proceso de enseñanza de nuestro deporte. Me decantaría, sin dudarlo, por un baloncesto coeducativo en el 3x3 y hasta el 5x5, inclusivo en todas las categorías, creo que sólo lograría mejorar nuestro deporte. En formación me parece fundamental el carácter coeducativo, que es una de las normas que muchos deportes alternativos de invasión llevan en sus reglas y que tanto éxito están teniendo a nivel escolar, y ya en muchos países a nivel federado (balonkorf o korfbal). Podríamos incorporar al formato de ligas en Melilla alternativas más pedagógicas: chicos, chicas, mixtas, y combinadas (chicos y mixtas, chicas y mixtas) en 3x3, y en 5x5, en todas las categorías. Además de esta forma el número de equipos en las diferentes competiciones aumentaría de forma exponencial.
La elección del medio seleccionado, como hemos indicado, debe ser el juego en formación, con una lógica interna, para tener jugadores vivos, despiertos, listos. Pero dicho juego, debe tener y cumplir una serie de requisitos, a saber: durante el mismo podrán, sin perder mucho tiempo, pararse, reflexionar, proponer, para conseguir el máximo divertimento de nuestros jugadores; el juego debe ser para ellos un reto, una solución a un problema motor que debe plantearles su entrenador, debe tener algo de indagación, de búsqueda del tesoro, de toma de decisiones, de implicación cognitiva, de ensayo-error, de máxima transferencia, contextualización, de indagación, de búsqueda, en el que se puedan modificar las reglas y los espacios, con materiales alternativos y todo para enseñar mejor baloncesto, servir al cumplimiento de alcanzar un objetivo, ataque-defensa, técnica-táctica, 1x1…, situaciones reducidas, superioridad, inferioridad numérica y lanzamientos a canasta. Nadie indicó que nuestra labor fuera fácil y a la vez, apasionante y maravillosa. Utilizamos competencias, relevos, pruebas, formulación de hipótesis, del tipo “qué pasaría si…”, “qué ocurriría si…”, “cómo podríamos hacer…” Se trata de una metodología basada en estilos de enseñanza cognitivos, como el descubrimiento guiado, o modelos pedagógicos deportivos mezclada con otros estilos participativos y todo para conseguir nuestros objetivos.
Así, entendemos el concepto de Didáctica: como el conjunto de estilos de enseñanza, estilos de aprendizaje, modelos pedagógicos, técnicas de enseñanza, estrategias en la práctica, recursos didácticos, feedback, herramientas de evaluación que están a nuestra disposición para ser mezclados a nuestro arbitrio y lograr mejor nuestros objetivos. Precisamente es la elección del objetivo, no más de uno o dos objetivos operativos por sesión, la que debe llevar a la búsqueda del juego, pero no al contrario. El objetivo lleva al juego y no el juego al objetivo, que suele ser un error muy frecuente en entrenadores noveles.
Si elegimos un juego y lo anteponemos a la elección del objetivo, e intentamos que fusionen de forma obligada, el resultado, probablemente, será una pérdida de tiempo. En iniciación la elección de los objetivos y contenidos integrados, ya viene establecida y secuenciada en la programación, como hemos indicado, pero le quedará al entrenador establecer un calendario, cronograma, para temporalizarlos y no olvidar ni repetir, para que la formación del jugador no tenga mermas, ni carencias, ni lagunas, de ahí nuestra gran responsabilidad como entrenadores, ya que somos enseñantes. Nos quedará, como entrenadores, elegir el juego adecuado, sin que no sean más de dos o tres por sesión, que deben estar comunicados, hilados, para no perder tiempo de organización, explicación, atención y motivación, hasta llegar al juego final, que es, vuelvo a incidir, el partido de 3x3.
Es algo obsesivo para nuestro proyecto de escuela de iniciación al baloncesto, el concepto de no perder el tiempo o de aprovechar al máximo el tiempo útil, tiempo de práctica. En este aspecto es fundamental la elección, confección del medio elegido: juego en formación y que, como en otras cuestiones del proceso de enseñanza, se mejora con los años, para que se ajuste y cumpla con el objetivo, contenido integrado de la sesión. La labor del entrenador durante la sesión será la de incentivar y motivar. En las primeras etapas involucrarse para ser un animador y administrar convenientemente los tiempos de explicación que supongan la menor pérdida de tiempo de práctica. El tiempo útil, procedimental, debe ser muy alto. Las demostraciones, ejemplificaciones en las primeras etapas ayudan para una rápida organización, aunque dependerá del objetivo y la metodología, ya que si apostamos por el descubrimiento guiado habrá que darles tiempo para buscar respuestas. Todas ellas habrá que premiarlas al principio, sabemos que dicha solución motora, descubierta por el jugador, se convertirá en permanente en la ejecución de acciones reales, donde tienen mucho más valor que las soluciones ofrecidas por el entrenador, que difícilmente se extrapolarán a la competición y juego real. Cada jugador tiene su tiempo de aprendizaje, recordamos que no aprendemos a ritmos y tiempos iguales. En cada sesión, a modo de autoevaluación, una pregunta nos debe acompañar, para la siguiente sesión: ¿qué no he tenido en cuenta?, y preguntarles a los niños: ¿qué han aprendido? ¿lo que más y lo que menos les ha gustado?
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