Paco Milán es un comercio que lleva en Melilla desde 1935 y los cambios que ha sufrido en las últimas décadas atestiguan la evolución que ha vivido la ciudad en las últimas décadas.
Francisco García es hijo de uno de los fundadores y tras jubilarse, es su hijo quien regenta el negocio.
Manoli López, su esposa, sigue trabajando en la tienda para dar apoyo a su hijo.
El negocio comenzó como sastrería con el nombre de ‘Pacel’, que viene de Paco y Celestino, el padre de Francisco y su padrino que se asociaron en los años 30.
Al principio, el local estaba al principio de la calle Castelar; después se fueron a la calle General Pareja donde llamaron al comercio ‘Sastrería Hispana’ . Debido a la subida del precio del alquiler, se trasladaron donde se encuentran en la actualidad, en la calle Conde del Serrallo.
Se dedicaban principalmente a elaborar trajes para militares, entonces había muchos más en la ciudad, y también los hacían para civiles. “Mi padre trabajaba mucho en la cuestión militar, porque entonces en Melilla había muchos militares”, explicó García.
Cuando la sastrería cayó, los propietarios se dividieron el loca: su padrino se quedó con un negocio llamado ‘La Vereda’ y su padre ‘Paco Milán’. Ahora solo quedan ellos.
Recordó que en esos años llegaron a tener hasta 17 empleadas, pero los militares se empezaron a ir de la ciudad y tuvieron que refundar el modelo de negocio. En la actualidad venden ropa de marca para caballero y complementos como pajaritas, corbatas, gemelos e incluso pañuelos de tela, que aún se venden, según señaló López.
Ella lleva más de 50 años ligada al negocio familiar, desde que se casó. Cuando su suegro se jubiló y su marido se quedó solo al frente de la tienda, ella se sumó como apoyo.
García recuerda que Melilla era la “América Chica” por todo el comercio que discurría por la ciudad. Recuerda que los “tiempos buenos” fueron cuando había verbenas en las que los cadetes y las jóvenes se conocían, la feria que había antes y la afluencia que había por zonas como el Parque Hernández o la avenida Juan Carlos I.
En aquel momento, Marruecos acababa de independizarse y desde entonces tuvieron muchos clientes de ahí hasta que cerró la frontera por la pandemia del coronavirus.
Estos dos últimos años, López los describe como “fatales” y lamenta que mucha de su clientela era del país vecino. Ahora solo tienen a los clientes melillenses, sobre todo hombres de avanzada edad; aunque están trayendo ropa para jóvenes también.
Frente al comercio online o las grandes superficies, ellos ofrecen un trato familiar a las personas que entran en su tienda. “Son más que clientes, son amigos”, subrayan.
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