Los policías nacionales que trabajan en los puestos fronterizos de Melilla también necesitan un protocolo. Así lo cree al menos la Unión Federal de Policía (UFP).
En realidad, lo vienen necesitando desde hace mucho tiempo, pero no lo han reclamado públicamente hasta ahora, cuando han visto los problemas que en los últimos meses vienen sufriendo sus compañeros de la Guardia Civil. De hecho, éstos últimos tampoco habían reclamado su protocolo hasta hace dos años. Hasta entonces era innecesario porque los saltos multitudinarios de la valla eran algo inconcebible. Nadie había pensado en reinstalar la concertina, nadie había creído conveniente colocar la malla antitrepa y a nadie le preocupaba el vacío legal o ‘protocolario’ que podía haber en la actuación de los guardias civiles para frenar una hipotéticas ‘avalanchas’, inéditas desde 2005. Hasta entonces, si había alguna cuestión que resolver, se echaba mano del ‘ordeno y mando’ y se le daba ‘solución’ de manera discreta. Pero la ‘discreción’ dejó de ser una opción válida cuando los subsaharianos también dejaron de ser uno para convertirse en decenas o centenas, cuando saltar la valla volvió a ser una posibilidad, como cuando las respuestas a la inmigración ilegal las daba el presidente Zapatero.
Los agentes de la Policía Nacional han visto el modo en que se han venido sucediendo los acontecimientos, cómo se la juegan a diario sus compañeros de uniforme verde y no quieren verse en la misma situación. Hoy los pasos fronterizos aún guardan un cierto orden dentro del ‘caos’ que supone gestionar el tránsito diario de miles de personas y cientos de vehículos entre España y Marruecos a través de la frontera de Melilla. Sin embargo, como cualquier otra cosa, las circunstancias en los puestos de Beni Enzar, Farhana o Barrio Chino son susceptibles de empeorar. De hecho, la más famosa ley de Murphy, la que da vida a todas las demás, dice que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. Edward A. Murphy, un ingeniero estadounidense que trabajó con cohetes, tendría sus razones para su pesimismo resignado y burlón. Los responsables de la UFP en Melilla sólo tienen que mirar a sus compañeros de la valla para imaginar que cabe la posibilidad de que también ellos pueden acabar viéndose en una situación parecida si no cuentan con unas normas claras, asumidas por los mandos y ajustadas sin ningún genero de dudas a la legislación vigente.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha tenido que esperar dos años hasta que el Ministerio del Interior redactara un documento que, para su desesperación, no se parece (salvo en el nombre) a lo que han venido reclamando en todo este tiempo. Al menos esa es la impresión que da la información facilitada hasta ahora por el Gobierno sobre el ansiado ‘protocolo’. Mientras los agentes de la Guardia Civil esperaban a que el Ministerio del Interior entrara en razón, la Justicia ha tenido tiempo de llamar a declarar como imputados al delegado del Gobierno, al coronel Ambrosio Martín Villaseñor y al comandante Ortega. Tal vez la próxima vez que acudan al juzgado puedan llevar el ‘protocolo’ debajo del brazo, si antes se aprueba la modificación de la Ley de Extranjería. Quizás tengan que esperar todavía un tiempo para tener ese documento en sus manos y acaso entonces tampoco les sirva de mucho a la hora de rendir cuentas ante el juez.