En junio de 2018, fecha en la que Fernando Grande-Marlaska fue nombrado ministro del Interior, en el Centro de Estancia Temporal de Melilla había 975 residentes. Al mes siguiente, julio de 2018 alcanzaron los 1.044 y desde esa fecha esta cifra no ha bajado del millar, según ha podido observar El Faro en una respuesta del Gobierno al senador Carles Mulet.
Actualmente el número de residentes es de 1.385, sin embargo, desde octubre de 2019 esta cifra no bajaba de los 1.500 y ya en abril de este año, bajo el estado de alarma y con 1.640 inmigrantes en su interior, el CETI empezó a ser descongestionado por los dos traslados a la península de mayo y junio, el traslado de una parte de los residentes al Hotel Nacional y el bloqueo de más entradas de personas, por lo que los recién llegados han estado siendo llevados directamente a la plaza de toros, habilitada bajo el estado de alarma para acoger a aquellos que no tenían alojamiento donde resguardarse.
Desde agosto de 2018 hasta enero de 2019 las entradas al centro aumentaron en 355 en total y a partir del mes de febrero siguiente hasta agosto del mismo año las cifras rondaron entre los 1.105 (cifra más baja) y los .1256 (cifra más alta). A partir de ahí, de agosto a septiembre de 2019, en un mes, las entradas subieron de 1.160 a 1.423 residentes, es decir, 263 personas, un 22,67% más. El número de residentes fue aumentando hasta llegar a los 1.698 residentes, la cifra más alta que ha tenido el centro desde 2015, cuando en febrero de ese mismo año llegaron a rozar los 2.000.
Así pues, partiendo de los 1.698 en enero, la cifra ha ido descendiendo hasta llegar a los 1.385, que se divide en 17 nacionalidades distintas. Esta es una cifra que no ha variado hasta el día de hoy según los últimos datos facilitados. El CETI, con 782 plazas, comenzó a subir por encima de los 1.000 residentes a partir de 2015, coincidiendo con la crisis migratoria en Europa, que se agudizó en dicho año. La ciudad fronteriza también ha sido testigo de cómo el número de ciudadanos de los países del Magreb (Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto) que llegan a Melilla va en aumento, en parte debido a la crisis económica de estos países y a la inestabilidad política de algunos de ellos. Actualmente, este colectivo supone 1.233 personas del CETI, el 89,03% de su población total.
Traslado o expulsión
Tampoco se sabe el número ni de expulsiones ni de traslados exactos, las dos únicas vías que hay para salir de Melilla con papeles.
Las inmigrantes que suelen ser trasladado a la península pertenecen a colectivos vulnerables o son solicitantes de asilo. Cuando llegan a la península, las distintas organizaciones del país encargada de los procesos de solicitud de asilo los acogen. Allí les enseñarán castellano, le darán una formación y una año para encontrar trabajo y un alojamiento propio. Durante el proceso les informarán si han obtenido el estatus de refugiado que les permite quedarse en la península.
Otro prefieren seguir su camino hacia Europa y solicitan el asilo en otros países, en numerosas ocasiones porque tienen familia allí o porque entienden el idioma.
La otra vía es la expulsión. Une ejemplo fue cuando el pasado enero, una serie de familias marroquíes fueron expulsadas del CETI de Melilla. Sus solicitudes de asilo fueron rechazadas y les explicaron que si no salían, tendrían prohibida la entrada durante un largo tiempo, pero que si salían por su propio pie, podrían entrar y salir de Melilla, ya que la gran mayoría de ellos son vecinos de Nador.
Sin embargo, desde que cerraron las fronteras por el coronavirus, las fronteras han estado cerradas. Desde el Gobierno han estado visitando países como Argelia o Túnez para hablar sobre ello. Sin ir más lejos, el pasado jueves, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, visitó Argelia. Allí, además de tratar varios temas como las relaciones comerciales, Sánchez destacó que ambos países coinciden en que la gestión de los flujos migratorios en el Mediterráneo es un desafío conjunto de todos los países”. “Tenemos que hacer que en los países de origen de esa migración empiecen a crearse las oportunidades de desarrollo económico para que los jóvenes y no tan jóvenes no decidan marcharse de sus países”, informaron desde Moncloa.
De todas formas, el último Informe Quincenal sobre Inmigración Irregular indica que se han reducido un 61,6% las entradas irregulares por vía terrestre y por vía marítima la cifra es de 98,1% menos.
Por el momento, para muchos inmigrantes la situación es desesperante y no parece que se vaya a solucionar su situación pronto, ya que todo está supeditado a la evolución de la pandemia.