La ocupación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla (CETI) es de 877 residentes en mayo cuando en marzo la ocupación era de 1.115 personas. Desde 2017, la ocupación no bajaba de los 1.000 inmigrantes, llegando incluso a superar los 2.000 cuando el centro está preparado con 782 plazas. En respuesta a una pregunta del senador de Compromís, Carles Mulet, el Gobierno informó que la mayoría de los ocupantes son tunecinos con 399 en total (397 hombres y 2 mujeres); 126 egipcios, de los que uno de ellos es menor; de Argelia hay 83 hombres, 17 mujeres y 2 menores (102 en total); de Marruecos son 48 varones, 12 mujeres y 4 menores de edad (64 en total).
También de África, hay 45 sudaneses y 42 malienses, todos varones.De Guinea Conakry hay 24 personas en total, una ellas mujer y otra menor. Por debajo de los 20, hay seis hombres, cinco mujeres y siete menores de Costa de Marfil. De Burkina Faso hay 11 varones al igual que del Chad. Ya de Oriente Medio, residen en el CETI 11 sirios (tres hombres, dos mujeres y seis niños).
En número, le siguen tres varones de Senegal, tres de Palestina y tres de la República Centroafricana. De Camerún y Mauritania hay dos varones por cada nacionalidad. Por último hay un varón de Bangladesh, uno de Eritrea, uno de Guinea Ecuatorial, uno de Irak, uno de Nigeria, uno de Pakistán, uno de Rusia y uno de Yemen.
Sobreocupación
El senador de Compromís, Carles Mulet, ha ido siguiendo de cerca la situación del centro desde que, a raíz de la pandemia del coronavirus, saltase la alarma ante el peligro que suponía un centro sobreocupado dado el número de contagios que había por todo el país. Tras un parón durante el confinamiento domiciliario que hubo a partir de marzo, en los últimos meses cientos de personas han sido trasladadas a la península, principalmente aquellas que tienen un perfil vulnerable o de protección internacional. Además, también han sido llevados al continente europeo cientos de tunecinos, ya que hace unos meses, este grupo superaba los 700 residentes. Hay numerosos migrantes económicos, que tienen más dificultades para obtener el permiso necesario para viajar a la península al no ser solicitantes de asilo.