Melilla aspira a mejorar su estatus dentro de la Unión Europea. Es uno de los objetivos estrellas del Gobierno de la Ciudad Autónoma, que busca obtener si no el reconocimiento de región ultraperiférica tal cual, al menos algo muy similar y que, sobre todo, le permita acceder a un volumen mayor de fondos y a otro tipo de ayudas beneficiosas para el futuro de los melillenses. Alcanzar esa meta sería un logro interesante, pero hay que recorrer un largo camino hasta llegar a ella. La UE tiene sus tiempos, normas y reglas que deben observarse, lo cual conlleva trámites que deben superarse y que no son fáciles de sortear.
Por ese motivo, en lo que queda de marzo se espera que viaje a Melilla un grupo de eurodiputados de distintos países, tal y como anunció en febrero pasado el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. Lo tiene muy claro: "vienen a apoyar la petición que hacemos con mayor conocimiento de causa porque eso debemos ponerlo sí o sí en marcha en el Parlamento Europeo. Tenemos que ir a por ello porque son más ayudas para Melilla desde el punto de vista económico y políticamente también nos interesa", confesó hace un mes a este Diario.
Lo que se pretende con esa visita es que esos eurodiputados colaboren en la formulación de la propuesta ante Europa y remitir al Ejecutivo europeo la iniciativa para que la ciudad pueda tener ese régimen especial. Si bien es cierto que los europarlamentarios no tienen poder ejecutivo, sí ejercen una presión importante ante la Comisión, que es el verdadero Gobierno de la Unión Europea y la que, en última instancia, deberá tomar la decisión final.
La incorporación de Melilla al club de las regiones ultraperiféricas formó parte ayer del debate en el Pleno de Control a instancias de CpM, que cuestionó las líneas estratégicas del Ejecutivo de Imbroda con respecto a la configuración de un nuevo modelo productivo para la ciudad. Los cepemistas son más partidarios de crear una Zona Económica Especial (ZEE), una opción que el consejero de Economía, Miguel Marín, tampoco descarta como complemento a todas las medidas que se han puesto y se quieren poner en marcha.
El problema que conlleva convertirse en región ultraperiférica es que la petición debe ser formulada directamente por el Gobierno español, algo que crea dudas en el presidente Imbroda, quien entiende que esa colaboración será difícil de conseguir.
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