Ayer estuvimos todo el día expectantes. El Supremo tenía que debatir la reclamación de Mustafa Aberchán sobre la sentencia del caso ‘Voto por Correo’. La decisión de los jueces, oficialmente, se sabrá en unos días: o lo inhabilita o lo absuelve.
Sin embargo, ayer se hablaba de una alta probabilidad de que la resolución sea filtrada a través de un partido político de la oposición. Llegado el caso, entonces será una mala noticia para el cepemista porque significa que no ha conseguido quitarse de encima la losa que le impide, por ejemplo, entrar en el Consejo de Gobierno e incluso acabar con las aspiraciones de la socialista Gloria Rojas de convertirse en la primera presidenta de la Ciudad Autónoma.
En círculos cercanos a CpM se entendió el silencio tras la deliberación del alto Tribunal como “sospechoso”. Los que conocen a Aberchán saben que la suerte está echada. Lo que tenga que ser, será.
El líder de Coalición por Melilla ha hecho lo que tenía que hacer: pelear y resistir hasta el final. Si no consigue que el Tribunal Supremo le libre de su condena, le espera la oscuridad. No sé si la inhabilitación para cargo público también le podría impedir ejercer el poder en la sombra. Habrá que esperar a ver qué han decidido los jueces.
Aberchán ha demostrado que sabe gobernar desde la segunda fila; que en su partido no hay en estos momentos una insurrección como la que están sufriendo los populares. Que tampoco hay un campeonato de zancadillas como en el PSOE. No hay vacío de poder. Manda él y las filas siguen prietas.
La hipotética absolución de Aberchán cambiaría y mucho el tablero político en Melilla. Sería, sin dudas, un momento oportuno para remodelar el Gobierno de la Ciudad pasando por encima a ese viejo refrán que dice que en tiempos de tribulaciones lo mejor es no hacer mudanzas.
Si se ratifica la condena de la inhabilitación, Aberchán se convertiría en un cadáver político. Se lo pondría muy difícil a los suyos para presentarse a unas elecciones y superar los buenos resultados de los comicios de 2019. Todos sabemos que la memoria del votante es frágil. Hay una masa fiel que no dejará de votar a CpM por la decisión de los jueces. En cambio otros emigrarán sin cargos de conciencia a lo más parecido a CpM que hay en Melilla: el PSOE.
Si finalmente lo inhabilitan, Aberchán dejaría en el tintero el proyecto aplazado durante años de convertir a CpM en un partido nacional como Coalición por Canarias o Teruel Existe.
Y mucho me temo que sin él, CpM no será lo mismo. Los líderes construyen, sostienen y hunden los partidos. Vox no fue Vox hasta que llegó Abascal; Cs no es lo que era en tiempos de Albert Rivera; Convergencia y Unión pasó de ser influyente en el Congreso con Jordi Pujol, a finalmente desintegrarse en otras siglas.
Hay miles de ejemplos para demostrar el poder de los liderazgos sólidos. Todo el mundo cree que puede ser el número uno hasta que coge la batuta y comprueba que un buen número dos no siempre es el mejor ‘number one’.
Ahí está el ejemplo de Rubalcaba, respetadísimo como ministro y parlamentario, pero no consiguió, ni de lejos, acercarse al liderazgo de Felipe González al frente del PSOE. Los números dos, incluso siendo brillantes, no siempre consiguen la bendición de ser un líder capaz de llevar un partido de la oposición al poder: con discurso, como Felipe González o con hechos, como José María Aznar.
Si algo bueno ha tenido el cambio político en Melilla es que desde que De Castro se desmarcó de Ciudadanos y se alió con PSOE y CpM para gobernar la Ciudad, empezamos un período de emociones fuertes en el Gobierno. Esto ya no es el plato sin sal que era en tiempos de las caras de siempre.
¿Estamos mejor? Yo diría que no, pero siendo justa también diría que estos tiempos no acompañan a los sueños. Seguramente nuestros políticos planearon hacer otro tipo de gestión, pero como diría Ortega y Gasset en sus ‘Meditaciones del Quijote’: “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo”.
Tengo un amigo historiador, con una memoria prodigiosa, que cuando escucha juzgar a este o aquel personaje siempre introduce la cuña del “contexto”. Porque las personas actuamos de esta o aquella manera de acuerdo con la realidad que nos toca vivir.
Pues aquí estamos en Melilla, esperando que se haga pública la decisión del Tribunal Supremo para saber si las sententa y pico de medidas que nos ha propuesto Aberchán para este 2021 las va a impulsar alguno de los suyos o será él quien las implemente como presidente de la Ciudad. Porque sí, cabe esa posibilidad.
Hemos hablado de ello en varias ocasiones. Aberchán, PSOE y Delgado Aboy suman mayoría. Es un hecho. Las cosas pueden cambiar.
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