Sergio Fernández ‘El Monaguillo’ estará el viernes en el Kursaal dando el pregón del Carnaval 2020. Será su primera vez en Melilla, pero asegura que se ha documentado para conocer mejor la ciudad.
–¿Qué significa el humor para usted?
–Para mí el humor es una de las cosas que nos mantiene vivos, alegres y que nos saca un poco de la cruda realidad en la que vivimos a diario. La vida es complicada. Yo también como usuario del humor salgo de mis problemas. Recuerdo que cuando la gente me escuchaba por la radio (programa ‘La parroquia’) me decía que se olvidaba de sus problemas. También cuando gente que pasa un mal momento vienen a mis shows me dicen: “vengo y me olvido de mis problemas”. Y yo mismo que acabo de pasar un mal momento por una enfermedad grave, me di cuenta de que para mí también hacer el espectáculo de humor es una forma de terapia y de olvidar los problemas. Creo que el humor es una pastilla más que nos tenemos que tomar diariamente y que, gracias a Dios, no la hace ningún laboratorio, sino que la creamos nosotros mismos. El sentido del humor es uno de los más importantes que tenemos y debemos cultivar y cuidar. También cuidar a la gente que hace humor. Tenemos que fomentar cada día esa alegría.
–¿Lo políticamente correcto está secuestrando el humor?
–Creo que hay dos posiciones. Hay un humor que ofende y ése no me parece mal que se secuestre un poco. Cuando hago mi espectáculo, con solo pensar que algo de lo que digo le puede molestar a una sola de las personas que va a verme por su condición o el momento que esté pasando, yo prefiero no hacerlo. Para que rían los demás si uno sufre, yo prefiero evitarlo. Pero de ahí hay un mundo hasta que todos nos parezca ofensivo
De un tiempo a esta parte se han creado un millón de asociaciones, de cualquier cosa, de proteger a los geranios a gente que le molesta que otros hagan ruido con la cucharilla del café. Creo que ahí las redes sociales tienen mucha parte de culpa de esto. Se ha generado una academia, una universidad de ofendidos y se han titulado muchísima gente. Hay muchos académicos de la ofensa.
Yo creo que hay que seguir arriesgando y creando tendencias. Hay que dejar que la gente se equivoque y no estar detrás de ella con un hacha. En mi opinión, lo que pueda molestar no es humor, pero sí que es verdad que hay que arriesgar. Lo que tenemos nosotros es porque mucha gente arriesgó en otros tiempos desde Charles Chaplin con ‘El dictador’ o los Monty Python con ‘La vida de Brian’, que arriesgó con temas religiosos y ahora ya la gente no se ofende si se tocan esos temas. Ahora esa gente que arriesgó son el top. Hay que dejar crear que los humoristas y artistas y no estar todo el rato analizando. Lo mismo los que critican tienen que ver su vida porque si están todo el rato sentados con las redes sociales, quizás no sea lo mejor para su cuerpo.
–¿En se fija para crear los monólogos? ¿En su vida personal? ¿En cosas que ve?
–En los monólogos siempre he utilizado las vivencias de pequeño. Me he nutrido siempre de las películas que vi de pequeño, de la relación con mis abuelos... Contaré en Melilla, por ejemplo, cómo era la feria de mi pueblo, de Marbella. Hace 40 años, cuando tenía seis años, todo era distinto. La feria no estaba muy homologada y era todo un poco ahí dejado de la mano de Dios. Todo eso ha cambiado. ¡Vamos, que mi padre iba conduciendo fumando y si daba un volantazo te metía la pompa de humo en la cara! Eso ya no se ve. Todo ha ido evolucionado. Y lo mismo pasa con el humor. La feria ha cambiado y hay cada vez mejores cacharritos y con mayores innovaciones y seguridad. Pero es verdad que antes había una feria en la que se apretaban tornillos y los había oxidados.
Me nutro un poco de esa experiencia de pequeño. Hablo de aquella feria y de la serie de cuando niño, como ‘Marcos’. Echaban unas series que cuando terminaban daban ganas de ir a una bañera y echarte el secador porque acababas con una depresión tremenda. También hablamos de cómo son las madres de antes y las de ahora. Juego mucho con la nostalgia de lo vivido por mí. A eso le doy un toque de humor y lo distorsiono un poquito para meterlo en el show, que al final se compone de esto y lo improvisado con el público y eso es lo que hace que sea distinto el espectáculo del monólogo cada noche.
–¿Es mejor improvisar o llevarlo todo preparado?
–Yo es que he estado muchos años improvisando en la radio y es algo que siempre cuesta, pero hay que hacer. Tengo mecanismos para que funcione. Y luego, el monólogo lo tengo testado y funciona muy bien. La mezcla de las dos cosas funciona. La cercanía del público con el artista también, porque bajas al patio y paseas por allí y tienes contacto con el público. Es una pena que lo diga yo, pero es que el espectáculo mola mucho.
–¿Qué vamos a poder ver en el pregón de Carnaval de Melilla?
–Yo me he escrito un pregón investigando sobre la ciudad. Mi tío y uno de mis amigos personales es de Melilla y me he interesado en saber un poco de la ciudad. Luego he hecho un pregón de humor, para que la gente se ría y se divierta. Hablo de cosas que tienen en la ciudad, como las costumbres, las comidas, los taxis... Hablo de muchas cosas, pero llevándolo al humor y riéndose de uno mismo. Creo que la gente se lo va a pasar bien. Lo he hecho con mucho cariño y espero que la gente se quede con la sensación de que ha hecho un pequeño viaje por la ciudad y sus costumbres, que ha visto un pequeño documental de unos minutitos, pero con toques de humor.
–¿Qué significa el Carnaval para usted?
–En Marbella lo he vivido de pequeño y también he vivido el de Cádiz. He vivido mucho las chirigotas y los pasacalle. Me ha gustado mucho disfrazarme. Creo que el Carnaval es una fiesta que no se puede perder porque es la fiesta más de la alegría que tenemos. La verdadera fiesta de la alegría es el Carnaval. Las navidades siempre tiene un toque agridulce. La Semana Santa es mística y para algunas es muy íntima. En cambio, el Carnaval siempre es una fiesta alegre. Es cuando la gente se suelta, se desinhibirse.
–¿Cuáles son sus siguientes proyectos?
–Seguimos con la gira de ‘¿Solo lo veo yo?’ que estamos en Madrid en el teatro La Latina y girando por España. Además, en ‘Tu cara me suena’ nos queda un poquito. Y luego vuelve ‘Me resbala’ y sigo en ‘El hormiguero’. Tenemos algún proyecto más, pero no lo puedo decir porque no ha salido aún. Pero vamos, que este año 2020 es un año muy feliz profesionalmente con todas estas cosas que estoy haciendo.
–¿Qué le diría a un joven que se quiere dedicar al humor?
–Pues le diría que se llenara de influencias. Que vea lo que hizo mucha gente hace años. No lo que hacemos los de hoy en Youtube, sino mucho más atrás. Que vea lo que hacían los cómicos antiguos, que vea mucha comedia y cine. Que vea a Peter Sellers, a Jack Lemmon... A todos estos cómicos hay que verlos y luego tiene que crear su propio humor. No debe intentar replicar a nadie. Para llegar a algo en esta profesión debes tener un estilo propio. Si tiene un poco de talento y trabaja mucho, seguro que lo van a ver y descubrir, y va a salir a flote porque será diferente. Pero hay que trabajar mucho. No solo por ser gracioso lo tienes ganados. Yo siempre he sido gracioso y simpático de pequeño, pero luego hay que trabajar mucho para ser un profesional de esto. Lo único que necesita es trabajo. Hay que formarse y tener un estilo propio y ser diferente.
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