Menos de una semana para que La Pollinica abra la Semana Santa de Melilla

Roberto Vargas: “Para el cofrade de Flagelación la parte más importante de la procesión es la subida por San Juan de Lanuza”

La cuenta atrás ha comenzado. En menos de una semana, la ciudad de Melilla se volcará con una de sus tradiciones más esperadas y sentidas: la Semana Santa. Y será, como cada año, Nuestro Padre Jesús en su Entrada en Jerusalén y María Santísima de Gracia y Esperanza, más conocida como La Pollinica, la procesión de la Hermandad de la Flagelación, la encargada de abrir oficialmente los desfiles procesionales. Una cita que aúna fervor, tradición, renovación y, sobre todo, el orgullo de ser los primeros en poner en marcha la maquinaria emocional que envuelve esta semana grande.

Este 2025 la expectación es mayor, gracias a una importante novedad: la incorporación de una nueva burra en el paso de Jesús. Una imagen renovada, más liviana, realista y armónica, que marca un hito dentro de la evolución artística de la hermandad y que ha sido acogida con entusiasmo por el conjunto del mundo cofrade melillense.

 

La emoción de ser los primeros

Para Roberto Vargas, hermano mayor desde 2018 de la Cofradía Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor, abrir la Semana Santa de Melilla es tanto un privilegio como una gran responsabilidad.

“Es un orgullo que seamos los encargados de iniciar todos los cortejos procesionales de nuestra tierra. Pero también una responsabilidad muy grande. Debemos ser la cruz guía que marca el comienzo de la Semana Santa melillense y por eso nos volcamos cada año en que todo salga perfecto”, ha asegurado.

Vargas ha destacado que lo que hace especial a La Pollinica es precisamente ese momento único: el primer paso en la calle, el sonido inicial de los tambores, la primera levantá. “Toda la ciudad está esperando ese momento. Es una procesión que da esperanza y alegría, sobre todo en un día como el Domingo de Ramos, que es una jornada de luz, de inicio, de palmas y de celebración”.

 

La Jerusalén melillense

La Pollinica recorre algunas de las zonas más icónicas del centro de Melilla, pero hay un lugar que, según el hermano mayor, cobra un significado especial para los melillenses.

“Pasar por el Parque Hernández es indescriptible. Ese palmeral se convierte, por unas horas, en la Jerusalén melillense. Es un lugar donde se concentra buena parte del pueblo para ver al Señor montado en su burra y a la Virgen de la Esperanza. Es un momento mágico”.

Sin embargo, como cofrade de corazón, Vargas también ha señalado otra parte del recorrido como especialmente emotiva: la subida por la cuesta de Juan de Lanuza, donde los dos tronos —el del Señor y el de la Virgen— ascienden al compás del “Novio de la Muerte”, escoltados por caballeros legionarios. “Ahí se te encoge el alma. Es un momento muy especial sobre todo para el que es cofrade de la Flagelación. Diría que es la mejor parte del recorrido”.

 

La nueva burra de Juan Manuel Montaño

Una de las grandes novedades de este año es la incorporación de una nueva burra que acompaña a Jesús en su entrada triunfal. La obra ha sido realizada por el imaginero sevillano Juan Manuel Montaño, en un proyecto que se venía gestando desde hacía dos años.

“La antigua imagen tenía ya problemas para procesionar. Era muy pesada y suponía un riesgo. Con esta nueva figura, mucho más ligera y compacta, conseguimos no solo seguridad, sino una mejor integración con el conjunto del paso”, ha explicado Vargas.

La acogida ha sido excelente, tanto dentro de la hermandad como en el conjunto del mundo cofrade de Melilla. “Es una burra con un gran realismo, bien proporcionada, que encaja perfectamente con la imagen del Señor. Estamos muy contentos con el resultado”, ha añadido.

Además, Jesús estrenará también una túnica nueva bordada en tisú, una pieza de gran valor estético que completará la imagen renovada del paso titular.

 

La Virgen de la Esperanza

Junto al paso de Jesús, cada Domingo de Ramos desfila también la imagen de María Santísima de Gracia y Esperanza, que ocupa un lugar especial en el corazón de los melillenses. Aunque en otras localidades andaluzas suele procesionar en Jueves Santo, en Melilla la Esperanza acompaña a La Pollinica desde hace décadas.

“Es una imagen relativamente reciente, incorporada a la hermandad a principios de los años noventa gracias a Fray Jesús Cortejosa. Desde entonces, su devoción no ha parado de crecer”, ha relatado Vargas.

Escoltada por los caballeros legionarios y con el “Novio de la Muerte” como acompañamiento musical, la Virgen de la Esperanza se ha convertido en una de las imágenes más queridas de la ciudad. Aunque el hermano mayor prefiere mantener el misterio sobre posibles estrenos en su paso o vestimenta, ha asegurado que habrá detalles nuevos que los devotos podrán descubrir cuando visiten la Casa Hermandad.

Una procesión larga pero vivida con gusto

La salida de La Pollinica es una de las más extensas de la Semana Santa de Melilla.

“Salimos a las 10 de la mañana y regresamos sobre las 5 o 5:30 de la tarde. Son unas 7 horas y media en la calle, pero lo vivimos con gusto. Hay momentos para recrearse, sobre todo en la vuelta al barrio, cuando ya caminamos con más calma y disfrutamos de la estación de penitencia”, ha comentado Vargas.

El esfuerzo humano que hay detrás es enorme: entre 200 y 225 personas portan los tronos del Señor y de la Virgen, con hombres y mujeres costaleros entregados a la causa. A ellos se suman capataces, músicos, acólitos y un cortejo que cada año gana en participantes.

“El trabajo que hacen los costaleros y toda la organización es impresionante. Ensayan durante meses, se esfuerzan, lo dan todo. También el equipo de diputados de tramo, que hace que el cortejo funcione como un reloj. Es un orgullo ver a tanta gente comprometida”.

 

Un mensaje a Melilla

Como colofón, Roberto Vargas ha lanzado un mensaje claro al pueblo de Melilla.

“Que salgan a las calles. Que acompañen a las hermandades. Que vivan esta Semana Santa como se merece. Detrás de cada paso hay un año entero de trabajo, de esfuerzo, de ilusión. Nos gusta sentirnos arropados por nuestra ciudad. La Semana Santa melillense es única y entre todos tenemos que seguir haciéndola crecer”, ha concluido.

Con todo listo, La Pollinica se prepara para abrir de nuevo las puertas de la fe y la emoción. Melilla ya espera impaciente ver al Señor sobre su nueva burra, a los niños agitando sus palmas y a la Virgen de la Esperanza guiando con su mirada dulce un Domingo de Ramos que promete ser inolvidable.

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