El ambiente de Melilla huele a septiembre y a vuelta a la rutina. Los niños ya están preparados para un nuevo curso escolar y muchos jóvenes se están yendo a la península para estudiar en la universidad. Aunque este lunes haya sido festivo y algunos comercios estuviesen cerrados, otros sí abrían al igual que cafeterías y bares. Aún así, apenas se veía afluencia en las calles del centro. Según un transeúnte que estaba de paso, por la playa tampoco había gente: “Estaba completamente vacía”. El tiempo de los últimos días también ha influido aunque se haya notado una ligera mejora en las condiciones meteorológicas. “Ya he notado el cambio en la ciudad, en la actividad de Melilla”, dice una mujer que paseaba por el centro. “Suelo salir más en invierno al centro. Los fines de semana son muy aburridos, salgo a comer y para casa”, agrega. Un hombre que iba que con ella asegura que la ciudad ya está vacía porque todos los jóvenes se marchan al no haber “nada para ellos”: “Hay que hacer algo para la juventud, que los políticos piensen en hacer algo”. Un par de amigos que acaban de llegar a Melilla desde Granada para estar una semana afirman que en septiembre hacen actividades veraniegas de forma esporádica: “Solemos ir a la playa en agosto”. La vuelta a la rutina para ellos es únicamente el trabajo. “No hacemos nada más, ni ir al gimnasio ni nada, aunque hay un bar que se llama el Gimnasio”, dice uno de los granadinos entre risas. Melilla retoma el horario de invierno según declara un melillense: “Hay menos actividad en la calle y menos personas, puede ser porque ya empieza el colegio”. “El resto de la ciudad está vacía, no sé si se ambientará más cuando pase un tiempo”, añade una mujer que iba con el hombre. Para ambos, el modo de vida no cambia mucho, puesto que sus hijos ya son mayores y no tienen las responsabilidades que tenían hace años: “A nosotros el cambio no nos afecta tanto como a los matrimonios que tienen hijos pequeños. Los niños se levantan muy temprano y las madres lo tienen mucho peor, no tienen descanso y es estresante”. Aunque aún queden varios días, Melilla respira un ambiente más “otoñal”, más tranquilo y mucho más casero después de feria.