La Consejería de Salud Pública anunció este miércoles que quitará el pasaporte covid una semana después de prorrogar la obligatoriedad de presentarlo para acceder a bares, restaurantes y hospitales.
Somos de las pocas autonomías que seguimos manteniendo una medida que empujó a mucha gente a vacunarse en Navidades, pero que a la larga ha sido una piedra en el camino de la hostelería local, golpeada, como está, por los cierres durante el confinamiento, la limitación del aforo en interiores de establecimientos hosteleros y la subida del precio de la electricidad y las materias primas.
Todos sabemos que en la práctica muy pocos empresarios pedían el pasaporte covid para acceder a sus locales. Sin embargo, la medida disuadió a muchos melillenses que ni siquiera tramitaron su certificado de vacunación y que directamente optaron por no ir de bares y restaurantes para evitar que personal ajeno a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tuvieran acceso a sus datos sanitarios privados. Al final, todos los golpes han ido al mismo sitio: a nuestra economía.
Pocas medidas han dividido tanto a la opinión pública española como la exigencia del pasaporte covid. En todo caso, no vamos a criticar a Salud Pública por pasarse de prudente. La situación sanitaria en Melilla ha sido lo suficientemente delicada durante la sexta ola de la pandemia como para que cuestionemos el exceso de celo.
Pero no podemos pasar por alto que tras dos años de restricciones, la ciudadanía está cansada. Hay que saber gestionar ese hastío y ser también prudentes a la hora de tomar decisiones políticas que todos sabemos que hieren sensibilidades y despiertan desafección.
La esperanza, el optimismo y la fe en el futuro no se cultivan a fuerza de medidas restrictivas no sólo de movimientos, sino, sobre todo, de libertades. Hay que intentar luchar contra el covid o contra cualquier otra pandemia, sin dejarnos derechos conquistados por el camino.
Damos por hecho que el coronavirus se acabó sin tener aún la certeza de que la séptima ola no pasará por Melilla. La práctica nos ha demostrado que nuestros recursos sanitarios son limitadísimos. Nuestro personal sanitario necesita recuperarse del estrés y eso no se consigue con 153 enfermeros menos o con una plantilla minada de contratos temporales.
Antes de prorrogar una medida como el pasaporte covid debemos informarnos, consultar lo que harán el resto de autonomías antes de decretar su uso obligatorio en Melilla y comprobar que nos quedamos solos aplicando una medida derogada en casi toda España.