El presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, y el presidente de la sociedad pública Promesa, Jesús Delgado Aboy, han estado este jueves participando, junto a la patronal local, en un evento en Madrid que ha servido como escaparate del compromiso de las ciudades españolas con el desarrollo económico y la creación de empleo.
En su intervención, De Castro explicó que Melilla tiene la mejor fiscalidad de toda la Unión Europea y enumeró el rosario de ventajas fiscales a las que pueden acogerse las empresas que deciden establecerse en una ciudad sin IPSI, donde se bonifica la mitad del impuesto sobre Sociedades, el 60% del IRPF; el 75% del impuesto de Patrimonio, del 50% en Sucesiones y en la Seguridad Social, aparte de la rebaja de la tasa del 10% al 20% en la tasa que abonan las empresas tecnológicas.
Con eso, dijo uno de los presentes en el evento, no se puede competir. Pues bien, desde Melilla sabemos que no es suficiente porque ni con todas esas ventajas conseguimos atraer inversores. ¿Qué está pasando entonces?
Lo ha explicado el presidente Promesa, Jesús Delgado Aboy, en una nota de prensa, en la que confiesa su sorpresa al comprobar que las empresas que han asistido al evento no conocen las ventajas fiscales de Melilla, que no son nuevas, pero a día de hoy siguen siendo desconocidas.
Hay, por tanto, que emplearse a fondo para poner nuestra fiscalidad en el mercado. Ahora no es el momento de reclamar que si este o aquel no hicieron su trabajo cuando tenían que hacerlo. Es tiempo de ponerse manos a la obra. Tenemos que acudir a eventos nacionales e internacionales a explicar todo lo que se ahorra una empresa que se instala en Melilla.
Ese trabajo o no se ha hecho o si se ha hecho, es evidente que no ha dado sus frutos. Otra cosa es que las empresas, al llegar a Melilla comprueben que les sale extremadamente caro desplazar hasta aquí una parte de la plantilla porque en la ciudad tenemos grandes limitaciones como los alquileres caros y malos y servicios públicos deficitarios en comparación con lo que se ofrece en la península.
En esta línea encaja la propuesta cepemista de crear una especie de embajada de Melilla en la Unión Europea que se encargue no sólo de atender a los cientos de melillenses que han tenido que emigrar a Europa en busca de un empleo, sino también que sirva de escaparate en el que, sobre todo las grandes empresas, vean incentivos para invertir.
Estamos en un momento crucial y de las gestiones que se hagan ahora, dependerán, en gran medida, los éxitos del futuro. Hay que tocar a muchas puertas hasta encontrar la que nos lleve al futuro.