Así titulaba su crónica la Cadena Ser tras la manifestación de marzo de 2018 que fue convocada por la extinta Plataforma de Empresarios de Melilla ante la inacción de la por entonces cúpula directiva de la CEME. Los empresarios, acompañados de miles de ciudadanos, salimos a la calle reclamando una “frontera fluida y segura” ante las largas colas en la frontera y el rechazo a la salida de los que querían llevarse consigo las compras realizadas en Melilla, ante la caída del comercio fronterizo, de la carestía de los billetes aéreos y el alto coste de los transportes de mercancías. Y ante esa situación surgió el grito- lamentable y desesperado- de “Melilla se muere” que tanto fue criticado por los actuales gobernantes. Hace pocos meses, esos mismos políticos reconocían que “Melilla, está muerta”. En esos días, todos los partidos políticos – salvo el Partido Popular- se sumaron a la demanda de los empresarios. Entre los manifestantes más entusiastas se encontraba la actual secretaria General del PSOE y delegada del Gobierno a la sazón y su predecesora en el cargo del partido y que hoy ha abandonado la política. Ambas prometieron cambiar la situación si su partido llegaba al Gobierno. Pues bien, las tornas han cambiado. A los pocos meses de esa manifestación la sempiterna sonriente Sra. Moh fue nombrada delegada del Gobierno en Melilla. La primera prueba a superar fue el bloqueo decretado por Marruecos a las importaciones a través de la única aduana terrestre de la Unión Europea con Marruecos. Después de casi seis años, la situación no es que no haya cambiado sino que ha empeorado. Lo único que ha hecho este Gobierno socialista -y su representante directo en Melilla- no ha sido más que promesas incumplidas y milongas sobre la famosa “hoja de ruta” pactada -o impuesta- por Marruecos y aceptar que se realizasen unas pruebas para comprobar el funcionamiento “técnico” de una aduana comercial que llevaba abierta desde 1959 a petición del actual Reino de Marruecos y funcionaba sin ningún problema técnico. Cierto es que hemos sufrido una pandemia asesina y una crisis geopolítica y económica a nivel mundial, pero ya no caben esas excusas y decir que “se está trabajando” para solucionar la situación económica de Melilla. De nada vale venir a Melilla a vendernos un “papelito” con muchos folios de colores y cientos de millones de euros pero no que se vieron reflejados en los PGE de 2023 y ya no estarán en los de 2024 porque han renunciado a presentarlos. Los precios de los transportes de personas y de mercancías siguen siendo una lacra para nuestro desarrollo. No han bajado los precios de los billetes aéreos, no se ha puesto en marcha aún el sistema de compensación al transporte de mercancías que teníamos aprobado desde los PGE del 2017. Las colas en la frontera siguen existiendo. Los comercios siguen cerrando uno tras otro. Los jóvenes que pueden no se quedan en la Ciudad. Las cifras del paro las bajan ficticiamente con los famosos Planes de Empleo. Se dejaron perder millones de euros para cursos de formación de desempleados. Y el Gobierno de España sigue aceptando sumisamente las medidas que adopta Marruecos para seguir asfixiando la economía local y tachándonos de “presidios ocupados”. Pero lo más grave, a mi juicio, ha sido la inseguridad jurídica sobre nuestro régimen fiscal que ha supuesto –de un plumazo, con nocturnidad y alevosía- la desaparición de la bonificación directa del 50% en las cuotas patronales de la Seguridad Social a raíz del famoso RDL 1/2023 y que disfrutábamos desde 2.004. Primero, nos dijeron que era imposición de Europa. Luego, que la reforma laboral obligaba a ello. Pues ni una cosa ni otra. Ante las denuncias de la CEME y otros partidos nos vendieron la “magnífica “solución del RD 660/2023. Era una chapuza y así lo denunciamos y desde la Delegación del Gobierno se atrevieron a decir que los empresarios íbamos a ganar más dinero con este nuevo sistema mixto de bonificación de 262 euros y posterior subvención a solicitar finalizado el ejercicio. Por cierto, no se ha solicitado ni una sola… Desde la CEME se ha demostrado con datos que con este “magnífico” sistema no solo no se facilitaba la creación de más puestos de trabajo sino que se han realizado menos contratos respecto a los mismos períodos del año anterior. Reconocido el fracaso de las medidas adoptadas, la Delegación del Gobierno lleva meses diciéndonos que “se está trabajando” en la solución pero sin dar fechas ni de cómo se va a llevar a cabo la misma. Y nosotros aguantando… Es muy triste, pero casi seis años después de la primera manifestación, los melillenses de toda clase y condición, los empresarios y sus trabajadores, sus familias, los de cualquier opinión o afiliación política, los que tienen sueldos públicos y los que por desgracia siguen en el paro debemos salir a la calle este 18 de abril y exigir al Gobierno de España que ya es hora de que solucione lo que prometieron solucionar cuando llegasen al Gobierno. Y si su delegada en Melilla -no sabe o no puede- que tenga la dignidad suficiente para renunciar a un cargo que lamentablemente no ha usado en defensa de los intereses de Melilla por mucho que se le llene su sonrisa diciendo que “está trabajando en ello”. Ya está bien de milongas… ¡Volvamos a salir a la calle por nuestro futuro!