Hizo saltar la banca el Melilla Ciudad del Deporte, que sigue cotizando al alza. En el Polideportivo Pisuerga, donde sólo había ganado el Leyma Coruña y aguardaba un UEMC con ocho victorias seguidas, el Decano exhibió la progresión de las últimas semanas para sellar su cuarto triunfo en sus cinco últimas salidas. Un tercer cuarto portentoso, liderado por un Van Dyke letal, permitió al equipo de Rafa Monclova manejar una ventaja de hasta quince puntos que se le fue escurriendo en los instantes finales. Schmidt, con una última posesión de cinco segundos, falló un triple lejano que pudo haber mandado el encuentro a la prórroga.
Les costó casi dos minutos y medio alterar el marcador inicial a los pupilos de Paco García y Rafa Monclova. Fue Van Dyke el encargado de romper una serie de malos ataques y decisiones mejorables. Ngowbo se colgó del aro para firmar el empate, pero los lanzamientos seguían sin entrar con regularidad. Otro mate de Nwogbo dio la primera ventaja al cuadro blanquivioleta (5-4) y, pese al acierto en la réplica de Lepichev, que se fue pronto al banquillo al cometer la segunda falta, Schmidt abrió el catálogo de triples, al que respondió con igual contundencia Alvarado. Una canasta de N’guessan firmó un parcial de 6-0 y Rafa Monclova decidió llamar al orden a sus pupilos (14-9, min. 8). Hearst anotó el segundo triple del equipo melillense y una bandeja de Figueroa dejó el primer cuarto en un exiguo 16-14.
Delas hizo sus únicos puntos en la apertura del segundo cuarto, que se le complicó a los pupilos de Monclova con la segunda falta de Van Dyke y un triple de Kovacevic que invitó de nuevo al técnico sevillano a parar el encuentro con la máxima desventaja hasta ese instante (24-16). No tardó Paco García en imitarle. Lo hizo después de un triple de Alvarado que situó el 27-23 en el marcador. Delas se hizo fuerte en la pintura y ofensivamente el equipo azulino encontró la aportación de secundarios como Menéndez o el recientemente incorporado Hearst -nueve puntos al descanso- para mantenerse a rebufo de un UEMC más fallón de lo habitual. Un parcial de 3-10 dejó todo como al inicio cuando los equipos se retiraron a los vestuarios (33-33).
También anotó primero el Decano después del intermedio. Fueron tres triples seguidos, uno de Marjanovic y dos de Van Dyke, que devolvieron el mando en el encuentro al equipo de Monclova, que no se veía por delante desde el primer cuarto. El acierto de Van Dyke y Lepichev reflejó el sensacional arranque del cuadro azulino, que se fue al tiempo muerto dispuesto por Paco García con once puntos de colchón (35-46, min. 13). La implicación ofensiva le permitía al Melilla segundas y hasta terceras opciones, como la que Varence convirtió en un 2+1 (38-49).
La ausencia del lesionado Mike Towers obligó a la formación pucelana a recurrir a Puidet como director de juego en los minutos de descanso de Costa, muy discreto en la elaboración y nulo en anotación. Un triple lejano de Van Dyke y otro de Varence estiraron la ventaja a los quince tantos (42-57).
Belemene fue el encargado de anotar la primera canasta en el cuarto final y bajar la diferencia de los diez puntos después de muchos minutos (51-60). Una canasta de N’Guessan triturando el aro espoleó a la afición pucelana. Se volvió a colgar del aro el jugador holandés, el más inspirado de los pupilos de Paco García, y Monclova decidió cortar la racha del UEMC (55-60, min. 32). Apretó en defensa la escuadra azulina y se encomendó a Van Dyke para mantener el colchón. Un triple de Puidet apoyado en tablero volvió a obligar al técnico sevillano a detener el juego a menos de tres minutos para el final (64-67). Encestó otro triple -el quinto- el escolta de Utah y le contestó otro talento anotador, su compatriota Schmidt. Se apuntó a la fiesta otro estadounidense, Varence, con un lanzamiento salvador desde fuera del arco, y el Decano entró con seis puntos de renta y posesión en el minuto final. Precipitación, nervios, pérdidas y antideportivas marcaron los 36 primeros segundos. Kovacevic anotó el 70-74 desde la línea de personales, aunque erró su lanzamiento de tres puntos en la posesión posterior. El final se le hizo eterno a un Melilla que vio cómo tres tiros libres de Schmidt dejaban un 73-76 a once segundos del final. Hearst falló desde la línea de personales y Schmidt, con cinco segundos, se jugó el triple para forzar la prórroga, que, para alivio de Monclova y sus pupilos, no entró.