El arroz con leche, la leche frita, las torrijas, el flan o el bizcocho son postres que no pueden faltar en Semana Santa.
Así lo han dejado claro las socias de Centro de Mayores del Instituto de Mayores y Servicios Sociales en Melilla, con un concurso sobre los dulces típicos de esta época.
Elaboradas por las propias socias, estas delicias han servido para honrar las tradiciones de Semana Santa.
Después de premiar con el primer lugar del certamen el arroz con leche de Ana Pedreño, los mayores de la entidad han podido degustar de sus creaciones.
Una amplia variedad
El dulce por excelencia de la Semana Santa es la torrija. De hecho, es de los más demandados en Melilla. Y, aunque nació como una alternativa para salvar a los campesinos de morir de hambre, este humilde postre solo necesita pan, leche, huevo y azúcar para su elaboración.
Su extensión ha llegado a tal punto que se calcula que se consumen anualmente en España unos 10 millones de torrijas y que las tienen en su carta durante todo el año al menos la mitad de los restaurantes del país. No obstante, no hay nada mejor que hacerla en casa.
Si bien la tradicional torrija se hace con leche, es un plato que se ha variado infinitamente. Así, pueden prepararse a partir de diferentes tipos de pan, también con almíbar de miel, con fruta y zumo de naranja, con chocolate, natilla o caramelo, e incluso con café, vino tinto y otras bebidas alcohólicas.
Tampoco podemos olvidar la leche frita, un dulce riquísimo, pero más trabajoso de hacer. Su preparación es similar a la de las croquetas, visto que se basa en hacer una masa, enfriarla y después rebozar sus porciones.
Extendidos por todo el país
Al finalizar la cuaresma se consume ampliamente la mona de Pascua, tradicional en el Levante, y que es bastante parecido al panquemao, otro dulce típico de Semana Santa. Ambos son bollos que solo difieren por su forma.
Entre las llamadas "frutas de sartén" en España, que se ingerían tradicionalmente para resistir el ayuno, destacan en Semana Santa los buñuelos. Amén de que en esta época su masa generalmente se aromatiza con vino, la ralladura de algún cítrico y anís, también se hacen los clásicos buñuelos de viento, o los de calabaza.
Otras variedades de "harina frita" son las flores fritas, tradicionales sobre todo en Galicia y Extremadura (de donde son también los huesillos extremeños); y los pestiños, provenientes de Andalucía y habituales tanto en Navidad como en Semana Santa. Se plantea que estos últimos son parientes de la shebbakiyya marroquí, propia del ramadán.
Igualmente hechos a partir de harina, destacan postres de Semana Santa naturales de Mallorca como los rubiols, una pasta que mezcla aceite, manteca y huevo, se dobla en forma semicircular y se rellena con otros dulces; y los crespells, que no son más que unas sencillas galletas.
Otro postre muy habitual en estas fechas, pero consumido durante todo el año, son los roscos fritos que, como otros platos andaluces, tienen su origen en la gastronomía árabe.
En Andalucía sobresalen igualmente los llamados rosquetes de Cádiz, los bollos de Arcos de la Frontera, las alpisteras de Sanlúcar de Barrameda, o los borrachuelos malagueños.