La ‘Mezquita del Toreo’ se vistió ayer con sus mejores galas para acoger la novillada de estas fiestas patronales, el primer plato antes de la corrida que tendrá lugar hoy a partir de las 18:30 horas.
En la tarde de ayer, la magia llegó a caballo. Manuel Manzanares, rejoneador, se llevó tres orejas y abandonó la plaza a hombros. Por su parte, los novilleros Fran Espada y David de Miranda se fueron a casa con una oreja en mano cada uno.
Abrió la tarde Manzanares, que comenzó con buen pie, llevándose el aplauso del público por los rejones de castigo a Sueñomío, que al igual que el resto de novillos era de la ganadería Javier Molina. A la hora de poner las dos primeras banderillas, se dio la circunstancia de que los arpones de las mismas quedaron bien sujetos sobre el animal, pero el resto se fue al suelo, lo que deslució en parte el buen hacer del rejonero. La tercera la fijó en el lateral, apurando. Remató con las tres cortas, una rosa y el rejón.
El público melillense sacó a relucir pañuelos blancos de manera unánime, mientras que el presidente de la Plaza de Toros se resistió a darle la segunda. Ésta y la tercera de la tarde le llegarían con el cuarto novillo.
Con peor pie comenzó Espada, quien al poco de saltar a la arena sufrió un pequeño susto. Mocito, el segundo de la tarde, le hizo dar una voltereta y le rasgó la taleguilla. Instantes después, el animal le quitaba el capote de la mano. Para acabar, la estocada fue desprendida e hicieron falta hasta seis puntillazos para acabar con la vida del novillo. Pocos pañuelos blancos se vieron en la grada y Espada abandonó el albero llevándose la ovación del público y poco más.
En cuanto a Miranda, su novillo, Emprendedor, salió bastante suave, dando poco trabajo a los picadores. Tras cuatro banderillas, el novillero se llevó el merecido aplauso del público por una buena faena de muleta, la cual quedó deslucida por un estocada demasiado corta. La segunda se quedó en pinchazo y la tercera también anduvo errada. Con el animal ya moribundo después de la faena, fueron necesarios hasta seis descabellos para acabar con su vida, lo que hizo que la grada no sacara ni un sólo pañuelo pidiendo la oreja.
El cuarto de la tarde fue el que le dio el triunfo a Manzanares, quien se ganó las dos orejas del novillo, Veneciano, al ponerle las banderillas con ambas manos. Ovación merecida para el rejoneador, el mejor de la tarde.
Dicen que no hay quinto bueno y buena prueba pueda dar de ello Espada, quien con Menganito subsanó la mal entrada que tuvo en la arena con el segundo de la tarde. Antes de comenzar, no dudó en brindar el novillo al público. Ya metido en faena, volvió a tener un par de sustos sin mayores consecuencias y a la hora de matar la primera estocada se le quedó en pinchazo y la segundo algo corta. No en vano, se le concedió una oreja.
El sexto y último de la tarde, Ciruelito, fue el más fuerte de todos los novillos que pasaron ayer por la ‘Mezquita del Toreo’. Salió con fuerza y en apenas unos segundos derribó los caballos de los dos picadores. La faena de Miranda fue bastante buena, lo que le valió una oreja.
Poco más ofreció la velada. La plaza estuvo muy lejos de llenarse y apenas estaban ocupadas la mitad de las localidades. Es de esperar que para hoy, cuando se celebra la corrida de toros, el público se anime más a acudir a la fiesta nacional.