Los números rojos volverán a visitar los comercios de la ciudad la próxima semana cuando comience la temporada de rebajas. Este año no se quedarán sólo en los escaparates para anunciar descuentos y gangas. El presidente de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acome), Enrique Alcoba, teme que el rojo también predomine en los libros de cuentas cuando finalice la campaña. Las expectativas son malas para un sector en el que la crisis se ha cebado con especial virulencia. En el conjunto del país, según los datos que maneja Enrique Alcoba, ya son más de 300.000 los negocios que han echado el cierre en lo que va de año y en Melilla la tendencia no es diferente. Los comerciantes empezarán este año con fuerza las rebajas. Los precios bajarán entre un 30% y un 40% desde los primeros días, pero, según las estimaciones de Acome, esta estrategia no será suficiente para superar los resultados del año pasado. De hecho, el presidente de esta asociación cree que las ventas caerán un 20%. Llueve sobre mojado en uno de los más importantes sectores económicos de la ciudad. El temor y las dudas sobre el futuro más inmediato atenaza a los consumidores que aún no han sido golpeados por la crisis o que, al menos, conservan su puesto de trabajo. En otra época, las rebajas eran una invitación irresistible al consumo. Ahora se han convertido en una ocasión para comprar lo imprescindible al menor precio. Las compras compulsivas contra las que prevenían las asociaciones de consumidores pertenecen a otras épocas. Hoy los comerciantes tienen que redoblar los esfuerzos para atraer a los clientes y tratar de hacer cuadrar sus cuentas. A finales de agosto, cuando finalice la campaña de rebajas y los establecimientos hagan balance, será posible comprobar cuánto se ha equivocado el presidente de Acome en sus previsiones. Sin embargo, antes, el próximo domingo 1 de julio, cuando los comercios abran por primera vez sus puertas con los escaparates anunciando descuentos y se compruebe la respuesta de los consumidores, se contará con los primeros datos para saber si Alcoba ha pecado de pesimista o se ha quedado corto en sus malos augurios.