La Cofradía Castrense de Nuestro Padre Jesús Humillado y María Santísima de la Piedad fue una de las grandes protagonistas de este Viernes Santo. Con más de treinta años a sus espaldas, es depositaria de la imagen del Cristo de la Buena Muerte, que procesionó por vez primera en 2014 coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la hermandad.
La talla, un Cristo en la Cruz, es de madera policromada y data de mediados del siglo XX. Es tradición que lo porten a hombros un grupo de Veteranos del Ejército, concretamente de los Regulares de Melilla.
Este Cristo de la Buena Muerte es el que abre la comitiva procesional.
Tras él, en un trono tal alto que resulta muy dificultoso sacarlo del templo, María Santísima de la Piedad. Los portadores, de negro y azul, tuvieron que hacer maniobras especiales para que, por fin, saliera a la calle. Allí la esperaban cientos de melillenses.
Fue la hermana mayor de la Hermandad del Rocío la que hizo la llamada de honor. Eran las nueve de la noche y en fila salió toda la comitiva para dejar espacio a la Virgen. El Grupo Orfeus, de música de capilla, entonó el himno de la Macha Real para dar la bienvenida a María con su corazón atravesado por puñales como símbolo del dolor.
En el trono, la Piedad lleva en sus brazos a Jesús muerto. Se trata de una imagen del Cristo de las 5 Llagas, restaurada durante la pasada pandemia por la joven artista melillense Bárbara Botello. Magnífico también su trabajo con el Cristo Humillado, de la misma cofradía.
La Cofradía de la Piedad es la primera en entrar en la Carrera Oficial. Sale a la Plaza Yamin Benarroch, cruza por Duque de Almodóvar y la Plaza de España hasta Ejército Español para llegar hasta Menéndez Pelayo, López Moreno, Avenida de Castelar y desemboca en la Avenida Juan Carlos I.
Frente a la tribuna, ante cientos de melillenses, el vicario, Eduardo Resa, realiza la oración a María.
A partir de ahí, la procesión emprende el camino de la recogida por la Plaza de España, Duque de Almodóvar y Yamín Benarroch para volver de nuevo a la iglesia Castrense, donde permanecerá expuesta al culto para su salida el próximo año.