Los trabajadores del servicio de limpieza se dividen en tres turnos para mantener la Feria a punto. La primera hora de la mañana y la tarde son los momentos en los que haya más desperdicios.
Las fiestas siempre tienen dos caras, la de los que las disfrutan y la de aquellos a los que les toca trabajar para que los primeros puedan divertirse. Y no sólo trabajar, sino en la mayoría de las ocasiones, que esa labor sea más dura de lo habitual. Eso es lo que les ocurre a los trabajadores de la limpieza que desde el pasado sábado y hasta el lunes se afanan por tratar de mantener el Real lo más limpio posible.
El dispositivo especial de limpieza, que durante esta semana se activa en Melilla, tiene como objetivo que las calles más transitadas de la ciudad estos días, es decir, las del recinto ferial, se mantengan limpias. No obstante se trata de una tarea complicada, como reconocen los propios operarios del servicio, que indican que especialmente por las mañanas se encuentran el ferial lleno de basura.
Los vasos vacías tirados en cualquier rincón, después de haber terminado la última copa, son el principal desperdicio que encuentran los trabajadores, aunque los restos de comida o las colillas tampoco faltan en el recinto ferial.
Para organizar el dispositivo los, empleados se dividen en tres turnos, de mañana, tarde y noche. Según indicaron algunos de los encargados de la limpieza, las primeras horas del mediodía son las más tranquilas, ya que la mayoría de la gente que está en el ferial está comiendo en las casetas y el turno anterior ha limpiado ya todo lo que había quedado de la noche anterior. En esos momentos iniciales de la tarde aprovechan para barrer las zonas de los cacaharritos antes de que estos abran al público.
Sin embargo la tranquilidad dura poco. Pasada la hora de la comida, cuando se va adentrando la tarde, según aseguran los trabajadores, comienzan a mezclarse en el Real los chicos que han estado bebiendo en el botellón de la zona del Cargadero del Mineral, con los que han acabado la comida y comienzan a tomar las primeras copas, junto a las familias que acuden con sus hijos a disfrutar de las atracciones. Así, desde ese momento y hasta que acaba el turno de noche, los trabajadores señalan que apenas tienen tiempo para descansar. Y es que, los encargados del servicio, indicaron que es importante mantener el recinto lo más limpio posible, no sólo por la imagen externa, sino también por la seguridad de los que acuden a disfrutar de la Feria.
A pesar de las horas de trabajo, los empleados de la limpieza señalaron que este año no está habiendo más de lo habitual, y que en general la gente es bastante cívica, aunque a altas horas de la madrugada, y después de las cervezas y los rebutidos, algunos se olviden de aquel capítulo de Barrio Sésamo en el que se explicaba la diferencia entre fuera y dentro, en este caso de la papelera.
Durante el fin de semana los melillenses continuarán disfrutando de los últimos días de Feria mientras que los trabajadores siguen desarrollando su labor para tratar de que el recinto continúe estando lo más limpio posible.