Este pasado mes de agosto, Melilla se ha dado un baño de realidad en lo que a las cifras de paro se refiere. No era normal que el comercio esté bajo mínimos, que no haya industria, que la actividad económica caiga y, sin embargo, se estén creando puestos de trabajo. La teoría económica es clara al respecto: si no hay crecimiento, si no hay actividad, no puede haber empleo por algo tan sencillo como que las empresas no tienen nada que hacer ni dinero para contratar.
Lo que venía ocurriendo en los últimos meses en los que el paro se reducía es que los planes de empleo absorbían parte de la demanda de trabajo. Tener en nómina a más de mil personas por parte del SEPE y otras quinientas por la de la Ciudad Autónoma es lo que tiene, que engorda el porcentaje de las personas empleadas pero en la práctica, no es real.
El resultado de todo esto es que en cuanto finalizan los contratos de los planes de empleo, volvemos a los datos negativos por mucho que la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, pretenda vender la moto de que hay menos parados con Sánchez en La Moncloa y no es que se reduzcan, es que los “discontinuos” no se cuentan aunque estén sin actividad alguna y cobrando el subsidio.
Y aumenta el paro en Melilla cuando todavía no se había puesto en vigor el nuevo sistema de bonificación de las cuotas patronales a la Seguridad Social. Quien piense que no habrá impacto negativo porque no afecta a los trabajadores contratados antes del 1 de septiembre pasado, se equivoca. De aquí en adelante el empresario se pensará muy mucho hacer contratos y si los hace ya buscará la forma de que la base de cotización no esté por encima de los 1.800 euros para que la cosa le salga mínimamente rentable.
Todavía estamos a la espera de saber cómo van a afectar esos reales decretos al empleo y a la economía melillense. El Gobierno de Imbroda y algunas organizaciones empresariales, como es el caso de Pymes Melilla, han pedido a la Seguridad Social que diga cuál será el impacto, pero por ahora no hay dato alguno al respecto.
Por cierto que ayer se reunió la Junta de Portavoces en la Asamblea para tratar el tema de la bonificación al empleo y resulta que la representante socialista, Gloria Rojas, ni siquiera apareció por allí. Dice la socialista que estaban en desacuerdo con lo que se iba a tratar. Y qué hizo, pues directamente no presentarse para no debatir con el resto de los grupos parlamentarios, que están totalmente en contra de que se aplique un sistema distinto al existente desde 2004 y que se consideraba ya un derecho adquirido tanto por los políticos (salvo el PSOE), empresarios y trabajadores.
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