Ayer la ciudad amaneció con un nuevo episodio de entrada clandestina de inmigrantes por la vía marítima. En esta ocasión, ocho subsaharianos, dos de ellos menores de edad, alcanzaron suelo melillense en circunstancias que aún no han sido aclaradas.
La Delegación del Gobierno informó de que los inmigrantes aseguraron haber hundido la embarcación antes de alcanzar la escollera del puerto. Sin embargo, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, declaró a El Faro que los guardias civiles que atendieron a estas personas no llegaron a ver la patera, por lo que no podían determinar si realmente había sido hundida o si había escapado del lugar.
Fuentes de la investigación consultadas por este diario consideran que los subsaharianos fueron trasladados en patera y lanzados al mar, para después llegar a nado hasta el puerto. Si se confirma la veracidad de este método, sería la primera vez que las mafias lo emplean en Melilla.
Aún hay otra versión, aportada por la agencia Efe, según la cual el Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) del Instituto Armado sí detectó la embarcación, una zodiac a motor, pero no pudo interceptarla en el mar. Cuando los agentes llegaron a la escollera, se encontraron allí con los inmigrantes y vieron cómo la patera estaba “casi hundida”.
El Barkani declaró que estas tentativas de entrada a través del mar son la muestra de que la valla fronteriza que rodea la ciudad es eficaz y los inmigrantes se ven obligados a utilizar la vía marítima para conseguir entrar en el país.
De acuerdo con el delegado, las tentativas de entrada por la costa van a seguir ocurriendo “mientras haya personas al otro lado que estén esperando su oportunidad”.
En su desesperación por llegar a la ciudad, algunos inmigrantes lo han intentado acercándose en una embarcación y hundiéndola a cierta distancia de la orilla. Con esa idea pretenden que la Guardia Civil acuda en su rescate y poder entrar así en suelo español.
Los riesgos que corren en esa apuesta suicida son demasiado altos. Por lo que hemos visto desde hace mucho tiempo, quienes se encuentran al otro lado de la frontera están dispuestos a lo que sea con tal de acceder a territorio de la Unión Europea.
El de ayer fue sólo un caso más en el drama de la inmigración irregular, en el que por fortuna no hubo que lamentar víctimas. Por ahora, sabemos que un grupo de ocho inmigrantes llegó ayer a nuestras costas. Esa es la parte visible del asunto. La invisible es cómo llegaron hasta aquí. ¿Estamos ante una nueva estrategia de entrada?
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