Ayer comenzaron las rebajas, una de las épocas del año más esperadas por los consumidores. Con una duración hasta finales de febrero o principios de marzo, están situadas en una época que, aunque no permite ahorrarse el dinero en los regalos de Papá Noel o los Reyes Magos, sí que sirven para aliviar la carga familiar de después de las Navidades y afrontar la tan famosa cuesta de enero en las mejores condiciones posibles.
Su origen se remonta a principios de los años 30, cuando, en los Estados Unidos, después del ‘crack’ del 29, que supuso una de las mayores crisis económicas de los últimos tiempos, un empresario pensó en una manera de deshacerse de toda la ropa que no se había vendido durante la temporada y que no hacía nada más que coger polvo y pasarse de moda en los almacenes.
Hay tres productos estrella que son ropa, calzado y electrodomésticos, que son artículos, en la mayoría de los casos, de la más primera necesidad, descontando la vivienda y los alimentos. Todo el mundo necesita vestirse y calzarse y en todas las casas es preciso que haya un frigorífico, un horno, un microondas o incluso un televisor.
Normalmente, la gente acoge con entusiasmo esta época, como bien puede uno recordar de las imágenes que año tras año aparecen en la televisión de una multitud a la espera de que determinado centro comercial abra sus puertas.
En Melilla, la mayoría de las tiendas que participan en la campaña de rebajas se concentran en dos lugares estratégicos: el centro de la ciudad y el centro comercial Parque Murias. En esos lugares, los descuentos van desde el 20 por ciento hasta el 70 por ciento, con lo cual el ahorro puede ser bastante grande, por ejemplo, en unos pantalones que cuesten 100 euros y se queden en 30.
Es de esperar que este tiempo resulte provechoso para los ciudadanos, especialmente en una época en la que la situación económica en Melilla no es especialmente boyante y con la alta tasa de paro que se registra actualmente. Al mismo tiempo, se reactivará un poco la economía y en muchos casos los comerciantes podrán obtener un dinero con el que quizás no contaban, sobre todo si se trata de productos de fuera de temporada.
Por último, hay que recordar también que no sólo los grandes almacenes, sino que también los pequeños negocios, muchos de los cuales participan en esta campaña de rebajas, hacen circular grandes cantidades de dinero en el día a día, por lo que un pequeño comerciante cumple un rol importante en este aspecto. Después de todo, son quienes representan la forma más cercana y tradicional de comercio.