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Las rebajas continúan: Las marcas de moda rápida frente a los minoristas

La cultura de las liquidaciones está naciendo como la solución al exceso de stock para muchas marcas. Una semana después de que comenzaran las rebajas el ambiente sigue siendo frenético. Los descuentos son tentadores y la gente está dispuesta a todo para encontrar esa prenda que tanto desean a un precio irresistible.

Las rebajas de enero suelen ser las más largas de todas. Existen muchos tipos de consumidores y con ello muchas formas de comprar. Hay quien prefiere ir a comprar nada más empezar, otros que prefieren esperar a las segundas rebajas e incluso otros que se arriesgan a las terceras. Esta última opción es solo para los más valientes, ya que si esperas a estos descuentos puedes correr el riesgo de quedarte sin tu talla porque se haya agotado el producto.

En la gran mayoría de firmas como Zara, Mango, Lefties o Stradivarius no tienen fecha en concreto sino que van bajando los precios a medida que pasan las semanas. En el caso de otras como El Corte Inglés, Sfera o Bimba y Lola comenzarán a partir del 25 de enero. En algunas tiendas como Springfield o Woman’secret ya han empezado con los segundos descuentos aunque la mayoría suele ponerlas al finalizar el mes de enero. 

Las rebajas representan una de las prácticas comerciales más emblemáticas en España, con una regulación específica que busca proteger tanto a consumidores como a comerciantes. La Ley 7/1996 de Ordenación del Comercio Minorista establece que durante las rebajas los productos deben ofrecerse a un precio menor al establecido previamente.

Desde la modificación legislativa de 2012 que liberó las fechas y la duración de las rebajas, los comerciantes tienen la flexibilidad de decidir cuándo y cómo llevar a cabo estas campañas de descuentos. Esto ha transformado el panorama comercial del país introduciendo tanto ventajas como desafíos para el sector minorista.

El sector de la moda es un claro ejemplo de cómo las dinámicas comerciales están profundamente ligadas a las rebajas. Tradicionalmente, las marcas lanzaban dos colecciones al año: primavera-verano y otoño-invierno. Sin embargo, con la aceleración de los ciclos de producción, muchas empresas han pasado a presentar cuatro o más colecciones anuales. Este aumento en la frecuencia de lanzamientos genera un excedente constante de productos, lo que obliga a las marcas a recurrir a las rebajas como estrategia para dar salida a su inventario.

La moda funciona bajo un principio de renovación constante. Cada temporada trae consigo nuevas tendencias y diseños, relegando las colecciones anteriores al espacio de los descuentos. Este proceso es clave para la industria, ya que los artículos de moda pierden rápidamente su valor y, si no se venden a tiempo, corren el riesgo de volverse obsoletos e invendibles.

Cuando las ventas de una temporada no alcanzan las expectativas, las rebajas se convierten en una solución para transformar el stock excedente en efectivo. Esto no solo permite a los minoristas cubrir los costos asociados al almacenamiento, sino que también les da la liquidez necesaria para invertir en la próxima temporada. Sin embargo, esta práctica tiene sus propios desafíos.

El almacenamiento de ropa no vendida implica costos considerables, desde el mantenimiento de las instalaciones hasta la pérdida de valor de los productos. Además, la presión por mantenerse competitivos obliga a los minoristas a actuar rápidamente utilizando los descuentos como arma principal para atraer a los consumidores.

La industria de la moda es conocida por ser extremadamente competitiva, y las rebajas añaden una capa adicional de complejidad. Las marcas de moda rápida, por ejemplo, pueden diseñar, fabricar y distribuir una nueva prenda en cuestión de semanas, lo que ejerce una presión significativa sobre los minoristas tradicionales. Para competir en este entorno muchos comerciantes se ven obligados a reducir márgenes de ganancia sacrificando parte de sus ingresos en favor de mantener su posición en el mercado.

Además, las rebajas han cambiado las expectativas de los consumidores. Hoy en día, muchos compradores están acostumbrados a encontrar precios bajos lo que crea una especie de espiral descendente para los minoristas. Si bien las rebajas pueden aumentar las ventas en el corto plazo, también pueden dificultar la recuperación de precios más altos en temporadas regulares.

En los últimos años, la sostenibilidad se ha convertido en un tema central en la industria de la moda. Cada vez más consumidores están conscientes del impacto ambiental y social de sus decisiones de compra y exigen que las empresas adopten prácticas más responsables. Las rebajas, aunque efectivas para reducir inventarios, también presentan un dilema desde la perspectiva de la sostenibilidad.

El modelo de consumo acelerado que impulsa las rebajas puede fomentar el desperdicio y el exceso de producción, dos factores que contribuyen al impacto ambiental de la industria de la moda. Para abordar este problema muchas marcas están adoptando estrategias como colecciones de moda circular en las que los productos están diseñados para ser reciclados o reutilizados al final de su vida útil. También se están explorando alternativas a las rebajas tradicionales, como promociones exclusivas o descuentos limitados, para equilibrar la necesidad de vender con el compromiso con la sostenibilidad.

Desde la liberalización de las fechas de rebajas en 2012 el comercio en España ha experimentado una transformación significativa. Esta flexibilidad ha permitido a los minoristas adaptar sus estrategias a las necesidades del mercado pero también ha creado un entorno en el que las rebajas parecen estar presentes durante todo el año. La proliferación de campañas promocionales como el "Black Friday" o el "Cyber Monday" ha añadido más competencia a un panorama ya saturado.

A pesar de los desafíos las rebajas siguen siendo una herramienta esencial para los minoristas en España. Sin embargo, el éxito en este contexto requiere un enfoque equilibrado. Los comerciantes deben encontrar formas de ofrecer valor a los consumidores sin comprometer su rentabilidad ni ignorar las preocupaciones sobre sostenibilidad.

Las rebajas son una tradición profundamente arraigada en el comercio español pero también representan un desafío dinámico para la industria minorista. A medida que evolucionan las expectativas de los consumidores y las demandas de sostenibilidad ganan importancia, los minoristas deben adaptarse a este nuevo entorno. Las campañas de descuento seguirán siendo una herramienta clave pero su éxito dependerá de la capacidad de las empresas para equilibrar la presión competitiva con la necesidad de prácticas más responsables. 

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