Este sábado se celebra el Día Mundial de la patatas fritas, y para celebrarlo El Faro ha salido a la calle para comprobar cómo tiene que ser una patata frita para ser perfecta. Muchos melillenses han dado las claves para hacer la mejor en cuanto a corte, grosor, fritura y la salsa que mejor le va para acompañarlas.
Cada 20 de agosto se celebra el Día Mundial de las patatas fritas, uno de los platos más consumidos en el planeta y el complemento perfecto de las hamburguesas, según un estudio de una conocida marca de hamburguesas. Tanto es así que el 86% de los encuestados afirmaron que sus hamburguesas siempre van acompañadas de patatas fritas.
En Melilla, las patatas fritas también gustan a todos los que participaron en el sondeo de El Faro. Muchos consideraron que una hamburguesa no se entiende sin patatas fritas. Es el caso de Miguel, un joven melillense que no dudó en contestar cuál es la guarnición perfecta para él.
Mejor guarnición para hamburguesas
"Unas patatas fritas", aseguró. Para él, cuando se las ponen en un restaurante junto con una hamburguesa, tienen que saber a patata y no solo a rebozado en el caso de hacerlas tipo deluxe. Para su gusto, dijo, no puede faltar el alioli para mojarlas. Pero no uno cualquiera. "Un alioli bien fuertecito", comentó este melillense.
En cambio, otra persona, que aunque le gusta acompañar las hamburguesas con patatas, cree que no es estrictamente necesario que lleven esta guarnición, es Carlos.
"Se puede entender, pero vaya, que acompaña muy bien a la hamburguesa", reconoció Carlos. Para este melillense las patatas tienen que estar en su punto. Ni muy quemadas, dijo, ni crudas y la salsa perfecta es el alioli.
Para freirlas bien, comentó Carlos, el aceite no puede estar a tope de temperatura. "Caliente, pero no quemado". Aunque fritas le gustan mucho, no como a lo pobre. "Es que a lo pobre están muy buenas la verdad", dijo.
La patata es un tubérculo de gran versatilidad, y uno de los alimentos más utilizados en la cocina. Aunque hay gran variedad de formas de cocinarla, las patatas fritas son las más comunes. Tanto es así, que cuenta con su propio museo, el Frietmuseum en la ciudad de Brujas, y con un día mundial. Es por ello, que la empresa de hamburguesas Brooklyn Town realizó la encuesta sobre el mejor complemento para su producto.
El secreto para preparar las mejores patatas fritas
Las patatas fritas deberían cocerse primero en aceite, a poder ser de oliva, no demasiado caliente, y luego terminar la cocción estando bien caliente para conseguir un final crujiente, según Brooklyn Town.
Melillenses también tienen sus técnicas para conseguir las mejores patatas fritas.
"Con aceite de oliva siempre", comentó Alex. Este joven explicó a El Faro que para que una patata frita sea perfecta tiene que haberse frito en este tipo de aceite, coincidiendo con la esta empresa cárnica. Para él, el tipo de patata frita que más le gusta son las deluxe.
"Cortadas a lo largo y fritas en aceite de oliva muy calentito", explicó otra melillense, María del Carmen. Ella suele cortarlas de forma alargada y de un tamaño medio. Ni muy finas ni muy gordas. "Un poquito gorditas", acabó reconociendo.
Si las cortas finas, comentó, no están tan buenas en la boca. Para freírlas, el aceite tiene que ocupar la mitad de la sartén. "Hay que echarle porque si no, no se fríe bien", mencionó María del Carmen.
"Como cuando fríes churros", puso de ejemplo esta melillense. Para ella, a pesar de que las patatas fritas le gustan mucho, las come de muchas formas. Con carne, sin carne y de todas las maneras. "Menos cruda", dijo. En cambio, a sus nietas y sus hijos les encantan hasta crudas, comentó.
A María del Carmen le gustan las patatas más gorditas, pero hay otras personas que las prefieren de la forma contraria. Lo bueno es que las patatas fritas ofrecen variedad de cortes: paja, bastón, ondulada, alargadas, redondas, etc. "En aceite de oliva y cortadas muy finitas", dijo Lola.
A ella le vuelven loca acompañarlas con alioli, mayonesa o, como más se las come su marido, con hummus. "Me gustan de todas las maneras", comentó Lola, fritas, asadas o a lo pobre.
Las patatas en la tortilla
En España la patata no solo se utiliza como guarnición sino en uno de los platos estrella de la gastronomía de nuestro país, la tortilla de patatas. Aunque existe una gran discusión entre si la tortilla debe o no llevar cebolla, también hay otros factores en los que hay división de opiniones entre melillenses como el corte o el punto de la patata.
Hay quien corta las patatas para la tortilla en bastonces, redondas, en gajos o de forma cuadrada. Una melillense que las pica de esta última forma es Amalia.
"Hombre tienen que estar cortadas a cuadraditos finos", comentó. Pero la cosa no quedó ahí, Amalia se atrevió a decir que la tortilla tiene que llevar cebolla.
"Está más rica todavía", aseguró. En cuanto al punto de la tortilla, para ella debe estar pochada. "Para que esté buena", recomendó esta melillense. Por eso, a ella le gustan más las patatas a lo pobre, muy pochadas y con pimiento verde, comentó.
Otra melillense con una opinión contraria es Paqui. "Yo las corto normales, no puedo estar pendiente", dijo. Ella las suele cortar como le van saliendo, sin prestar mucha atención, en trozos más grandes.
En cuanto a si es mejor con cebolla o sin ella, no tiene una opinión formada. "Me da igual, con cebolla o sin cebolla", reconoció esta melillense.
Origen de las patatas fritas
A pesar de que cada uno tiene su truco para elaborar este plato tan consumido, en lo que sí coinciden la mayoría de melillenses encuestados por este diario, es en que hay que freírlas en aceite de oliva.
En lo que no se pone nadie de acuerdo es en el país precursor de las patatas fritas, aseguran desde Brooklyn Town. Bélgica y Francia, se atribuyen el hecho de haber inventado el método de cocción de las patatas fritas, llegando incluso Bélgica a pedir a la UNESCO que lo considerara Patrimonio Cultural, eso sí, sin éxito hasta la fecha, comentan desde la marca de hamburguesas.
Lo que sí parece más claro, publica Brooklyn Town, es que Bélgica es a día de hoy el mayor exportador de patatas congeladas del mundo, con una cifra récord de 2,2 millones de toneladas en 2017 y que fueron los españoles quienes importaron el tubérculo a Europa en el siglo XVI, pero como curiosidad botánica y su cultivo no se popularizó en nuestro país hasta finales siglo XIII, "¡Al menos nos quedará el descubrimiento gastronómico de las patatas bravas!", comentó la empresa.