Hemos leído con fruición la carta que el presidente de Melilla, Eduardo de Castro, envió vía Twitter la semana pasada a la delegada del Gobierno en la que, en resumen, le llamaba mentirosa. Según el jefe del Ejecutivo local, Sabrina Moh nunca propuso el Fuerte de Rostrogordo como ubicación alternativa para habilitar un centro COVID en Altos del Real.
A la vicepresidenta Gloria Rojas no le quedó otra que dar la cara por su compañera de partido y afeó a De Castro las formas empleadas para desenmascarar a la delegada. Entiende ella que hacer un reproche público vía redes sociales no es la mejor manera de llamar la atención a Sabrina Moh, porque ésta no deja de militar en el PSOE de Melilla que, como todos sabemos, gobierna en coalición con el político de Cs.
¿Qué esperaba Gloria Rojas que hiciera De Castro? ¿Qué llamara a Sabrina Moh por teléfono y le dejara caer, como quien no quiere la cosa, que sus declaraciones entran en conflicto con la realidad? ¿Cómo se le corrige una mentira a la máxima autoridad en representación del Gobierno de la nación en la ciudad sin levantar ampollas?
Lo mejor de las declaraciones de Gloria Rojas no es el tirón de orejas que le da a Eduardo de Castro sino que no haya defendido la tesis de la delegada, lo que refuerza la veracidad de la denuncia sobre el “lapsus” de Sabrina Moh. Tácitamente reconoce que sufrió una de esas lagunas mentales que tiene un político cuando intenta echarle el muerto a otro.
Pero el incidente deja al descubierto, además, que el Gobierno de España no habla con la Delegación del Gobierno en Melilla. Así lo ha aireado la propia delegada al reconocer a la prensa que no sabe cuánto costará habilitar Altos del Real para acoger a los migrantes en cuarentena del CETI o cuándo se producirá el trasladado que tiene a los vecinos del Real en pie de guerra. Directamente, Sabrina Moh dijo que había que preguntarle a De Castro porque es él (y no ella) quien tiene esa información.
Cabe preguntarse entonces, sin acritud, ¿para qué queremos una delegada del Gobierno que no habla con el Gobierno de España? Tanto empeño le puso Moh a sacudirse el muerto de encima, que ha terminado haciendo el ridículo al confesar que la Dirección General de Migraciones la ningunea.
En cuanto a la carta de Eduardo de Castro, tengo que reconocer que nos gustó porque somos partidarios del género epistolar en política, siempre que haya algo que aclarar o comunicar y en este caso había motivos de sobra para enmendarle la plana a Moh.
Sabemos que los políticos mienten más que hablan, pero creemos que la delegada ha pecado de novata. Se quiso sacudir de encima el conflicto vecinal y terminó quedando en evidencia.
A partir de ahora tenemos que andarnos con cuidado porque ya sabemos cuál es su talón de Aquiles. Cabe, por tanto, preguntarse también cuántas trolas nos ha metido por toda la escuadra, teniendo en cuenta que no ha dado la cara para pedirle al presidente De Castro que rectifique y retire la carta de Twitter, que ella no es una mentirosa o, como mínimo, para esclarecer el lapsus que le llevó a meter la pata.
Todos nos equivocamos todos los días en nuestros trabajos. Ella ha resbalado y lo menos que esperamos los ciudadanos es que pida disculpas por la fake news que coló por error a la prensa.
Dicho esto, sería interesante saber, además, por qué no se ha tenido en cuenta la oferta “desfasada” de la delegada del Gobierno para acoger el centro COVID en el Fuerte de Rostrogordo, en lugar de tensar la cuerda con los vecinos del Real.
Demos por hecho que, en efecto, Sabrina Moh no se lo propuso a De Castro cuando dijo que lo había hecho, pero el caso es que la propuesta está hoy sobre la mesa. ¿Por qué no levanta el teléfono la delegada y se pone al habla con la Dirección General de Migraciones y consigue que se cancelen los trabajos de habilitación de Altos del Real y, en su lugar, los migrantes positivos por coronavirus o sospechosos de tenerlo puedan pasar la cuarentena en el Fuerte de Rostrogordo?
La idea es resolver problemas, no crearlos. ¿Hay alguna oposición a la utilización de este emplazamiento como centro COVID? Bueno, si ahora se accediera a hacerlo, de forma tácita se reconocería que la delegada no es que no le hiciera la propuesta a De Castro, es que, además, quedaría en evidencia que el presidente de la Ciudad no tiene acceso a los datos de los menores extranjeros no acompañados que tutela su Gobierno. Vamos, que está donde está porque no queda otra, pero la información hace un rodeo peligroso cuando lo ve cruzarse en su camino.
Este tipo de situaciones nos dan pistas sobre el caos de Gobierno que tenemos. Se ocultan datos los unos a los otros; se mienten; se ponen zancadillas, se hacen filtraciones escandalosas, de las que Mustafa Aberchán puede dar fe… Esto da miedo.