Ya viene siendo habitual. Cada año, en los días de Feria, los altercados, pequeños robos y hurtos por las calles de la ciudad están a la orden del día.
Nos enteramos por el boca a boca, por la redes sociales o porque Guardia Civil y Policía Nacional dan parte de ello a los medios de comunicación. Toda esta avalancha de información produce una sensación de inseguridad magnificada, que quizás no sea real. Prueba de ello son los miles de melillenses que cada año disfrutan de la Feria sin haber sido protagonistas de una reyerta, de un robo o de cualquier otro incidente. Ahí están las fotos de las comidas de hermandad en las que todo son sonrisas y fiesta. Sin embargo, el fondo del problema no es que haya más incidentes por estas fechas. Algo, digamos, natural cuando hay aglomeraciones de personas. Lo preocupante es que en las informaciones que difunden las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, casi siempre destacan que el agresor, el ladrón, el delincuente no es de Melilla aunque tiene antecedentes penales por delitos cometidos en la ciudad. Los sindicatos policiales han explicado en más de una ocasión, lo difícil que es controlar el acceso de la gente que no viene a Melilla ni a trabajar ni a disfrutar de las fiestas, sino a delinquir. Es escalofriante pensar en ese padre que el pasado viernes paseaba con su hijo de cinco años, al mediodía por Vía Francesa y fue abordado por dos cacos que lo tiraron al suelo y lo hirieron levemente, a él y al niño, para intentar robarles un teléfono móvil. La Guardia Civil consiguió detener a uno de los agresores y, curiosamente, tenía antecedentes penales por hechos similares cometidos en la ciudad. ¿Qué pasa en la frontera? ¿No hay forma de frenar la entrada de personas que reinciden en la comisión de delitos en Melilla? ¿A qué estamos esperando para impedirles el paso, a que maten a alguien? Es preocupante y por lo visto, difícil de controlar. La Feria inicia hoy sus tres días más fuertes. Desde la Consejería de Seguridad Ciudadana aclaran que este año no ha habido incidentes reseñables, de esos que acaparan titulares, en el recinto del Real y advierte de que para evitar una despedida desafortunada, reforzarán la vigilancia con más efectivos de Policía. Confiemos en que el refuerzo, también llegue a la frontera para que los agentes que están de guardia allí impidan el paso a Melilla de las caras conocidas en el mundo de los delitos menores. Si no entran, difícilmente podrán seguir delinquiendo en la ciudad.
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