Conquense: Raúl Bernabéu; Etxebe, Monty (Sina, min. 46), Chete, Marcos Recuenco, Sergio; Olivares, José Álvarez (Héctor Rubio, min. 59); Monterde (Jairo Cárcaba, min. 72), Antonio Fernández (Castillo, min. 82) y Caballero (Yoshimura, min. 46).
Melilla: Loscos; Tovar (Ceballos, min. 60), José Alonso, Manu Galán (Iván Ramos, min. 60), Varela; Lolo González, Javi Ajenjo; Víctor Morillo (Kavtaradze, min. 82), Moha, Bravo (Eric, min. 65); e Iván Fernández.
Árbitro: Caro Mogío (Comité extremeño). Enseñó tarjeta amarilla a los jugadores locales Monterde, José Álvarez, Chete y Sina y a los del Melilla Ceballos e Iván Ramos, además de al técnico, David Cabello.
Gol: 1-0 Antonio Fernández (min. 45).
Campo: La Fuensanta. 547 espectadores.
El Melilla extiende su enésima crisis en la actual temporada, con apenas dos puntos sumados de los últimos 18 disputados, tras caer derrotado por 1-0 en su visita al Conquense. El conjunto azulino, que únicamente cuenta con un colchón de tres puntos sobre la posición de playout y cuatro sobre la zona de descenso, se vio minimizado por el solitario gol de Antonio Fernández al filo del descanso y por su galopante falta de continuidad e ideas en ataque.
David Cabello decidió modificar por completo para este partido la banda derecha, con el regreso al once titular de Tovar y Víctor Morillo. Los primeros compases estuvieron marcados por la máxima igualdad y por la clara sensación de que el guión de partido solamente lo podía alterar un chispazo de genialidad o una acción a balón parado.
Precisamente, el Melilla empezó a generar peligro a través de la pizarra. Primero, en una falta lateral que se colaba por la escuadra izquierda de Javi Ajenjo, que obligó al guardameta local a desviar su lanzamiento a saque de esquina. Ese mismo córner, botado por Víctor Morillo desde el perfil derecho, lo devolvió Moha hacia el interior del área para que Bravo, que regresaba a La Fuensanta, concluyera la jugada con un remate de cabeza que se marchó por encima del larguero.
El equipo norteafricano fue creciendo tímidamente con el balón y generando ocasiones a través del juego combinado. Mediante pases cortos los pupilos de David Cabello viajaron juntos hasta el campo contrario, donde comenzaron a probar diferentes automatismos ofensivos en busca de romper la sequía goleadora. Moha y Varela formaron sinergias efectivas por el costado izquierdo, atrayendo la presión rival y liberando el pase interior hacia el balcón del área. En pocos minutos, y hasta en dos ocasiones, Javi Ajenjo fue el beneficiado final de estas productivas complicidades ofensivas. En primera instancia, probó fortuna con un disparo colocado que se marchó rozando el palo izquierdo. De inmediato, el mediocentro, tras recibir el esférico en el idéntico espacio, volvió a la carga con un chut más potente que el anterior y que se fue desviado.
En su mejor momento de una primera parte igualada, justo antes de retirarse a los vestuarios, el Melilla recibió el peor golpe posible, el 1-0. El Conquense fluyó en el último tercio de campo gracias a la calidad de Olivares, que se deshizo del marcaje de Javi Ajenjo con un caño de bella factura y filtró un pase profundo, aprovechando el error cometido por Manu Galán de saltar hacia adelante en una situación de máximo riesgo y descubrir por completo su espalda. El sevillano tampoco recibió la cobertura defensiva de alguno de sus compañeros más próximos, por lo que Antonio Fernández se quedó solo de cara a la portería para ejecutar un potente disparo cruzado que Loscos no supo repeler al no poner fuerte las manos.
El escenario de partido cambió en el arranque de una segunda parte en la que el Melilla, obligado a asumir mayores riesgos en ataque, se asentó con el balón controlado en campo contrario. El Conquense, mientras, descendió de manera sustancial la altura de su bloque defensivo. Esta circunstancia la aprovecharon los pupilos de David Cabello para cargar el área rival con más efectivos y buscar generar peligro a través de los centros laterales.
La mejor opción de devolver la igualdad al marcador nació en un envío de Varela, que localizó la llegada desde segunda línea y encontró el cabezazo picado de Moha. El volante senegalés le insufló tanto fuerza como buena dirección a su remate, pero Raúl Bernabéu se estiró tanto como pudo sobre su palo derecho para evitar el 1-1.
En una clara declaración de intenciones sobre la vía idónea para hallar la recompensa del gol del empate, David Cabello intervino en el tramo final del partido retrasando a Lolo González a la línea defensiva y poblando el área rival con tres puntas de referencia como Iván Fernández, Iván Ramos y Eric. Sin embargo, el funcionamiento colectivo no fue ni mucho menos el deseado para un Melilla al que se le convirtió en una auténtica odisea localizar salidas ante el laberinto defensivo diseñado por el Conquense.
Moha se rebeló ante la falta de inspiración colectiva mediante una poderosa conducción de balón con la que superó a la segunda línea de presión rival, pero su potente y centrado disparo fue detenido por Raúl Bernabéu. Ahí murieron las esperanzas de un equipo obligado ya a vigilar su retaguardia en la tabla.
Si no tengo harina no puedo hacer pan. Eso es lo que pasa extrapolado a esta plantilla. No es cuestión de entrenador.
Estos no son capaces ni de meter un gol al arco iris. Un desastre de equipo.