La tuna siguió ayer dando la nota. El teatro Kursaal se llenó de familiares, amigos y decenas de melillenses amantes de esta música tradicional, que decidieron pasar casi cinco horas del sábado escuchando ‘Clavelitos’ y ‘Adelitas’ cantados con pasión y alegría por los miembros de las diez tunas que optaban al premio del Concurso Nacional que se ha celebrado este fin de semana en Melilla. Poco antes de las once de la noche se conocía por fin el nombre de los vencedores. Jerez se llevó el primer premio del concurso y recogió los trofeos de mano de Sofía Acedo.
Junto a los jerezanos también lograron trofeos Murcia, segunda clasificada y Huelva, que quedó tercera. Todos, tanto lo ganadores como el resto de participantes, se mostraron satisfechos con este fin de semana de diversión.
Junto a los premios colectivos, también hubo galardones para el mejor pasacalles, la tuna de Madrid y para la mejor ronda, la de Sevilla. El solista que se alzó con el primer premio de la noche fue el de Jerez, la mejor bandera la de Barcelona y la mejor pandereta, la de Huelva.
Antes de los galardones oficiales, los tunos quisieron reconocer la labor de Juanmi Lucas y ‘Pincho’ de la tuna de Melilla que, aunque no concursaba, sí actuó anoche en el Kursaal. Los músicos destacaron el importante trabajo que estos dos melillenses han hecho para lograr mantener la agrupación.
Muchos de los espectadores que ayer estuvieron en el teatro ya habían tenido el viernes la oportunidad de escuchar una previa, en las rondas que cantaron los tunos a las mujeres asomadas al balcón del Kursaal, cuya puntuación también sirvió para el cómputo final con el que se ha elegido al ganador.
Los hombres de negro salieron a pasarlo bien, a conquistar corazones de todos los que desde sus butacas no podían evitar acompañar las canciones que salían de las voces de los artistas.
Estos eternos universitarios de entre 20 y 60 años no defraudaron a nadie. Si bien es verdad que a algunos los días previos al concurso le habían hecho mella en las voces, supieron suplirlo con entusiasmo y gracia.
A los que no habían disfrutado nunca de la actuación de una tuna les sorprendieron los bailes, lo acompasado de las voces masculinas que tronaban en el teatro, las ganas de divertirse y el hecho de que entre canción y canción popular se introdujera alguna mucho más actual.
Tanto para los músicos que lograron alzarse con la victoria, como para aquellos que no tuvieron tanta suerte, la sensación al salir del teatro fue la misma: Ganas de repetir cuanto antes y regresar a Melilla para rondar por sus calles.
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