El hotel Melilla Puerto ha acogido esta tarde la ruptura del ayuno institucional con motivo del mes sagrado de Ramadán. A este acto acudieron los miembros de la Ciudad Autónoma, así como representantes las distintas comunidades de Melilla y diferentes entidades y asociaciones de nuestra ciudad.
Los casi 400 asistentes a este iftar comunitario pudieron degustar un menú típico de una ruptura del ayuno. En un salón que estaba perfectamente decorado para la ocasión, con elementos característicos de este mes sagrado.
Desde la Ciudad se destacó la multiculturalidad de Melilla y se dejó claro el rechazo a cualquier tipo de persecución por las creencias de las personas. Llamando a la ciudadanía a vivir en paz y armonía.
"Que no se utilice la religión para enfrentar, debe existir esa cultura melillense de convivencia. Que las calles se llenen de respeto y cordialidad".
Con la puesta de sol, el imán de la mezquita del barrio del Real hizo la llamada al cuarto rezo del día, el maghrib. A continuación, los asistentes de fe islámica dejaron el salón durante unos minutos para orar antes de romper su ayuno.
Los presentes disfrutaron de un delicioso a la par que copioso menú. Comenzando por los platos imprescindibles de la ruptura del ayuno: Los dátiles, la harera y la chebakía.
Platos contundentes y nutritivos que ayudaron a reponer las fuerzas del día.
Las meses se acompañaron de un surtido de quesos. La cena se acompañó de agua y refrescos varios.
Una vez se acabó con los platos emblemáticos de este iftar institucional, vino el turno de un conjunto de briwuats de pollo y marisco. Los camareros fueron atendiendo a las mesas con gran amabilidad, unas mesas llenas de armonía y convivencia. Melillenses de distintas confesiones se reunieron para romper el ayuno en comunidad.
El plato fuerte llegó a las mesas con una suculenta carne a la moruna. Los presentes fueron sirviéndose y comiendo, mientras las conversaciones agradables poblaban el salón.
Finalmente, llegó el momento del postre, con cous-cous dulce y flan casero acompañado de fruta. El colofón llegó con un surtido de pastas y dulces, todos ellos regados con un delicioso té.
Ahí concluyó esta ceremonia de unión y reflexión que unió en el Melilla Puerto a una representación que sin duda escenificó al conjunto de la ciudadanía melillense.
Fiesta,fiesta,fiesta,que paga el pueblo.!