Este martes, 26 de noviembre, en atención a su relevante contribución al fomento de la cultura y promoción de las artes, por su extraordinario compromiso en el ámbito de las actividades sociales y asistenciales, así como por toda una vida de ejemplar dedicación y entrega a España y los españoles, se concederá a Su Majestad la Reina Doña Sofía el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad CEU San Pablo. El Faro de Melilla entrevista a Cristina Barreira, profesora del CEU, y la designada por la Universidad para “ocuparse” de la reina durante su estancia en la sede de la Universidad CEU San Pablo.
-La Universidad CEU San Pablo se convierte en la primera universidad privada española que recibe la aceptación de la Reina para integrarse en el claustro de su comunidad universitaria, a la que enriquece con sus incuestionables méritos. ¿Cuál sería su opinión personal de que se le conceda el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad de cuyo claustro usted forma parte?
-Para mí es un orgullo que doña Sofía haya aceptado la propuesta de nuestra Universidad CEU San Pablo. Estoy convencida de que será una flamante Doctora Honoris Causa de la que toda nuestra comunidad universitaria va a sentirse muy orgullosa.
-La Reina Sofía, Doctora Honoris Causa por la Universidad San Pablo CEU en atención a su relevante contribución al fomento de la cultura. ¿Podría comentarnos algunos aspectos de esta vertiente cultural de la Reina?
-El apoyo que ha manifestado durante décadas a las artes es incuestionable. Como presidenta de honor de diversas instituciones culturales y musicales. De todos es sabida su amistad con el violinista ruso Rostropovich. Parece que la afición a la música se la transmitió su madre, la reina Federica. También es una gran aficionada a la arqueología, algo que le viene desde niña ¡No olvidemos que nació en Grecia! Es académica de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Real Academia de la Historia. A pesar de su apretada agenda institucional, es muy proactiva para estar presente en toda iniciativa a favor de la cultura siempre que se pide su colaboración. Acude al Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana organizado por Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, inaugura exposiciones, asiste a conciertos de Música de Cámara…y por supuesto, la Escuela Superior de Música Reina Sofía. Esa presencia es fundamental para potencial las artes, que son una fuente de riqueza cultural para España.
-Comprometida en actividades sociales y asistenciales. ¿Podría dar detalles sobre este compromiso?
-Es su otra gran faceta. Su firme compromiso social; frente al Alzheimer, algo central en el trabajo de la Fundación Reina Sofía. Colabora activamente con Cáritas Española y se muestra muy cercana a las víctimas del terrorismo. La inmigración, el medio ambiente, la drogadicción... Y por su puesto sus labores de apoyo a los microcréditos, al desarrollo de la mujer rural y a la infancia.
-Doña Sofía también ha recibido esta alta distinción académica por parte de la Universidades del Rosario (Bogotá), Valladolid, Cambridge, Oxford, Georgetown, Évora, Nueva York y Seisen (Tokio). Una vida ejemplar, a pesar de todo lo que le ha tocado vivir junto a su marido (el rey emérito no vive en su reino). Qué duda cabe que ella siempre ha estado en su sitio. ¿Ha aguantado tal vez demasiado?
-Ella es reina. Casi podríamos decir que “nacida para reinar”. Su papel lo ha cumplido a la perfección. En el trabajo de reina hay mucho de renuncia y como se ha dicho en muchas ocasiones, ella es una profesional.
-Por no hablar de la vida de ejemplar dedicación al país que siente como suyo, España. ¿Cómo consigue una persona que pisa un país por primera vez recién casada hacerse más española que ningún español?
-Ella lo ha manifestado en diferentes ocasiones, que es española, que se siente española. Me imagino que por sus orígenes en el seno de una familia real en ejercicio lleva grabado a fuego su vocación de servicio. En este caso, a la Patria que la hace suya, España.
-Ella era hija de rey cuando conoció a Juanito en una España que tenía a Franco como jefe de Estado. Se habla mucho del papel del rey don Juan Carlos durante la transición democrática pero... ¿Qué aportó ella a la monarquía española?
-Para los españoles eran casi unos desconocidos cuando se establecen en Madrid como “Príncipes de España”. El propio Franco les da el consejo de que viajen y se hagan conocer. Aportan juventud, algo de frescura y la imagen, para alguno un tanto nostálgica, de la idea de un futuro diferente. No olvidemos que hasta 1974 España era un reino, pero aquí no había Rey. Así había quedado establecido desde 1947 en la “Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado”. Pienso que para muchos la llegada del matrimonio de don Juan Carlos y doña Sofía se entendió como una posibilidad.
-Letizia tiene una gran maestra. Un buen espejo donde mirarse. ¿Qué España le tocó vivir a la reina Sofía y que es distinta a la de Letizia?
-Sí, claro. Y ellas también son distintas. Sofía pertenece a un linaje de reinas y príncipes. Lo que no significa que su vida haya sido fácil, que personalmente creo que no. Letizia ha tenido que hacerse y eso tiene mucho mérito también. Cuando llegó doña Sofía en 1962 la Monarquía en España era sólo una posibilidad y mucho más la idea de una monarquía democrática. Hoy la forma de Estado está plenamente consolidada y aunque afronta retos, parte de una aceptación por la sociedad infinitamente mayor a la que podía existir en los 70. La reina Sofía lo hizo y lo sigue haciendo muy bien.