Casi un 20% de los hogares melillenses no puede hacer frente a su factura energética una vez que han cubierto sus necesidades básicas, un dato que recoge un reciente informe de Indicadores de Pobreza Energética en España de 2021 y que fue publicado por la Universidad Pontificia de Comillas.
Para Antonio, un melillense, lo que está ocurriendo con la luz en España es todo “un abuso”. Señala que no hay otro país de Europa que esté pagando tan altas las tasas y que encima cuente con recursos naturales, como el sol, que pueden administrar energía de forma gratuita.
“Cada vez tenemos que pagar más tasas y más impuestos”, apunta.
Según el estudio, para obtener los datos que revelaron en este informe se tuvo en cuenta el indicador MIS (Minimum Income Standard en inglés) que define un ingreso mínimo estándar. En este sentido, un hogar será pobre energéticamente hablando si tiene un gasto energético excesivo que le obligue a prescindir de otros elementos básicos.
Por desgracia, es una situación a la que se enfrentan familias de la ciudad y que ven cada vez más difícil hacer frente a las facturas energéticas cuando sus ingresos continúan congelados y no se aprecian subidas en el horizonte.
Un escenario nada “justo” para aquellas personas que cuentan con una pensión pequeña y, por tanto, no son capaces de sustentar, opina Victoria. Aunque es cierto que con las distintas crisis que el país lleva atravesando desde hace años hay pensiones que tienen que repartirse entre varias familias, en términos generales una sola pensión no puede hacer frente a todos los gastos.
Y es que, con el tiempo transcurrido, lejos de poner remedio, la situación no hace más que agravarse para muchas familias. “Si estaban mal de antes, pues siguen igual de mal”, afirma José Manuel, otro melillense consultado por este diario.
El incremento de precios no se restringe únicamente al ámbito energético, pues desde hace meses el país no para de experimentar una subida constante en productos de alimentación básica, por ejemplo. Algo que contribuye a la asfixia económica que viene padeciendo la ciudad.
La gente no puede hacer frente a la factura energética si todos los precios continúan subiendo, pero los sueldos no. Es lo que opina María Amelia, otra melillense que recalca cómo hay hogares melillenses que hasta hace cinco o seis meses podían pagar alrededor de 70 euros mensuales y ahora tienen que pagar casi 200.
Una situación, señala, a la que no puede hacer frente una familia que se sustenta por un único sueldo de 900 euros, por ejemplo.
Para cualquier familia normal es “inviable” plantearse el horario mínimo para gastar luz cuando tienen niños y hay que hacer de comer, poner lavadoras, planchar o un sinfín de labores más, apunta Victoria. En su caso, ella vive sola y puede llevar a cabo esas tareas, pero siempre intenta regularse con las horas en las que está más baja la luz.
El invierno, a la vuelta de la esquina
Estos índices de pobreza energética a los que se enfrentan familias de la ciudad no hacen más que preocupar a parte de la población ahora que el invierno se encuentra a la vuelta de la esquina.
Muchos señalan que aunque Melilla no es una ciudad en la que haga mucho frío, sí que es bastante húmeda. Cuando los termómetros descienden, la calefacción se suma a la factura.
Victoria opina que los edificios de la ciudad no están preparados para el gas, por lo que hay que tirar de la electricidad y hacer frente a la factura energética se vuelve “inviable” para estas familias.
Una cuestión a la que también alude Antonio. “Hay gente que tiene que pagar el gas ciudad en su casa cuando la mayor parte de la población no lo tiene”, denuncia, señalando que se paga una tasa para que alguien –que no es él– lo consuma. “Si yo no lo tengo, ¿por qué tengo que pagar eso también?”.
“El consumo no va a dejar de subir, pero los precios tampoco”, apunta este melillense. Sin embargo, bajo su opinión, hay poco que hacer ante esta problemática. “No podemos hacer nada. Estamos atados de pies y mano”, dice, mientras alude a que la solución tiene que llegar mediante la vía gubernamental.
Algo en lo que coinciden otros ciudadanos: el Gobierno es quien debe responder y dar la cara ante estos asuntos.
Manuel atañe que la llegada del invierno también afecta en cómo muchas familias no podrán celebrar las fiestas navideñas correctamente y tendrán que destinar todos sus recursos a pagar facturas. De nuevo culpa al Gobierno de ello, pues “tienen sus pagas” y al que preocupa verdaderamente es a aquellas familias que tienen que subsistir con 800 euros. “No sé qué solución puede haber para esto”, puntualiza.
“El Gobierno simplemente te pide que te abrigues más”, dice María Amelia, que coincide en su discurso con Manuel y apremia a que las administraciones “se pongan las pilas”, ya que no ofrecen ninguna solución.
Cuando verdaderamente llegue el frío a la ciudad, habrá familias que lo van a pasar mal. “En las casas necesitamos algo de calefacción, por muy poco que sea”, apunta, debido a la humedad que reina en los inviernos de la ciudad. En su caso, ella y su familia han comprado sábanas “más gorditas”, para que abriguen más, y mantas.
A pesar de eso, María Amelia opina que estar así sería un enorme retroceso en cuanto a calidad de vida. “No podemos vivir como si estuviéramos en los años cincuenta”, dice, alentando a que el Gobierno ofrezca respuestas a porqué la sociedad tiene que estar así. “No todo va a ser culpa de la guerra de Ucrania”.