Las redes de deriva, las cuales pueden medir hasta 30 kilómetros y se usan en la costa cercana a Melilla, suponen un peligro para la biodiversidad del mar de Alborán, tal y como explicó a El Faro Pilar Marcos, bióloga marina y miembro de Greenpeace.
Recientemente se hicieron virales las imágenes de una cría de ballena que quedó atrapada en las redes de unos pescadores frente al cabo de Tres Forcas, aunque finalmente fue liberada, según informó Guelaya.
Marcos señaló que a este tipo de redes se les llama ‘paredes de la muerte’ porque a lo largo de su extensión captura todas las especies que se acercan sin distinción alguna, como delfines, balles o tortugas y que en vez de ser liberadas, los pescadores las matan.
Y no solo eso, subrayó que el mar de Alborán es el motor del Mediterráneo por las corrientes marinas que tiene y que la costa norte de Melilla está protegida por la Red Natura 2000. Expuso que la sobreexplotación de los recursos marinos afecta al 90% de las especies que se comercian, por lo que se está mermando el propio recurso de esta industria, como es el caso de la sardina en el mar de Alborán, que está agotada. “Se está pescando más de lo que la especie puede sostener”, apuntó.
El problema, recalcó, es que no se pone freno a las pesquerías ilegales, que utilizan las redes de derivas. Este método está prohibido desde hace 30 años porque no realizan una pesca selectiva, sino que caen todo tipo de especies en ellas, incluidas las que están en peligro de extinción, explicó.
A ello añadió que, si a la mejora de la tecnología que facilita una pesca más efectiva y a mayor escala se le suman las técnicas que están ilegalizadas por el daño que hacen al medio ambiente, “el cóctel está servido”.
Además, hay una regulación sectorial de la pesca, la cual se ocupa por especias. Por lo tanto, todos aquellos países que se ocupen, por ejemplo, del atún, deben reunirse para regular su captura acerca de cuánto y cuándo.
Sin embargo, apuntó, cuando España y Marruecos se reúnen para acordar el tratado de pesca, solo acuerdan el qué se va a pescar, nada acerca de la protección del medio marino o de los métodos que se van a utilizar para la captura de peces. “Lo que hay que hacer aquí es poner líneas rojas porque está prohibido por Naciones Unidas el uso de las redes de deriva”, recalcó.
Insistió en que los acuerdos de pesca no deben limitarse a qué se puede pescar, sino también de acerca de la conservación “porque estamos en unos límites planetarios muy frágiles y al final, la que va a sufrir, es la población que vive de la mar y los pescadores, ellos mismos se van a quedar sin su pan”.
Marcos explicó que la gran olvidada de los acuerdos es la pesquería artesanal en favor de los grandes pesqueros y flotas que tiene tecnología para pescar más lejos y a mayores profundidades. Quiso matizar que, curiosamente, a la explotación pesquera argelina y marroquí que utilizar redes de deriva se la considera artesanal cuando no lo es.
Expuso que una cosa es estar en un barco pequeño y deteriorado pescando y otra utilizar redes de kilómetros que no hacen distinción alguna en las especies que capturan y que además utilizan herramientas para pinchar a las que no les interesan y matarlas. “Al final, ni se preocupan en cortar la red y que el animal pueda nadar libre”, expresó.
¿Y qué hacer ante esta situación? Marcos tiene claro que hace mucha falta más vigilancia y regulación en este área. Señaló que están viendo especies en peligro que aparecen muertas o atrapadas en redes, como se ha visto con la cría de ballena que se vio este fin de semana cerca de Melilla.
Dado el número de especies que están apareciendo en las costas, no solo de Ceuta y Melilla, sino también en la zona de Málaga, Marcos se pregunta cuántas redes han de haber y cuáles serán sus longitudes. “Es muy importante cumplir la ley que hay desde Naciones Unidas y no se puede permitir que estén faenando los pescadores con redes ilegales por los animales, por la fauna, por el medio ambiente y por la competencia desleal a los que pescan de una forma sostenible”, indicó.
Por otro lado, es complicado que los consumidores sepan el origen del pescado que consumen, porque pueden colarse ejemplares del mercado negro. Es por ello que es muy importante la llamada a la acción de los políticos, pues igual que no se permite un traspaso de sustancias ilegales de barco a barco, tampoco debería hacerse con el pescado un hecho que se está permitiendo. Piensa que se deben aumentar los recursos para que la autoridad competente pueda tomar medidas al respecto, pues ya se habla de que no habrá pescado en 2050.
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