Esta enfermedad es la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre y se prevé que una de cada cinco personas sufrirá este tipo de patología.
Los últimos estudios médicos prevén que una persona de cada cinco tendrá un ictus. Actualmente se trata de la causa más frecuente de muerte en las mujeres y la segunda en los hombres, no sólo por el ictus, sino debido a sus complicaciones puesto que sitúa a la persona en una posición de vulnerabilidad. En este sentido, la recomendaciones de los expertos son concienciarse en la prevención y reconocer la enfermedad a través de síntomas, como por ejemplo, una mano o el brazo dormido, pérdida del habla o visión borrosa o doble. Una vez que se detecten algunos de estos factores se debe acudir de inmediato a un hospital para que un diagnóstico establezca si se trata de un ictus y se comience con la mayor brevedad un tratamiento.
El doctor del servicio de Neurología del hospital Virgen de las Nieves de Granada, Jóse Maestre Moreno, intervino el pasado mes de octubre en la XXXIII Reunión Anual de la Sociedad Andaluza de Neurología, donde ofreció una conferencia titulada ‘Nuevas avenidas para el tratamiento y la prevención del ictus cardioembólico’ y conversó con ‘El Faro’ sobre esta patología y sus síntomas.
¿Qué es un ictus?
“Ictus se denomina a las enfermedades cerebrales que se producen por trastornos circulatorios, bien sea porque esta circulación falla y una zona del cerebro queda sin riego y se infarta, por lo que sería un infarto cerebral; y el otro tipo de ictus es aquel en el que una arteria o vena cerebral se rompe y se produce una hemorragia”, indicó Maestre.
En este sentido, hay dos grandes tipos de ictus como son el isquémico o infarto cerebral y la hemorragia cerebral. De todos ellos, el 80 por ciento son isquémicos y un 15 ó 20 por ciento son hemorragias.
“El infarto cerebral, que es el más frecuente tiene varias causas, ya que una arteria se puede obstruir porque tenga las paredes lesionadas y se forme un trombo, pero en otras ocasiones, el coágulo viene de otro sitio que generalmente es el corazón”, informó este especialista.
En la conferencia que dirigió se revisó el ictus embólico, aquel que se produce cuando el coágulo procede del corazón, siendo uno de los más frecuentes, ya que una tercera parte corresponden a este origen. Además, este tipo de ictus tienen unas posibilidades de prevención muy específicas, como son tomar anticoagulantes para evitar esos trombos y que lleguen al cerebro, tal y como afirmó Maestre.
Así, se analizaron varios tratamientos que aportarán mayor eficacia y seguridad que los medicamentos de hace unos años, puesto que al tomar un anticoagulante estás disminuyendo el riesgo de un infarto cerebral pero aumentando el riesgo de hemorragias. “Estamos siempre jugando con los dos peligros”, argumentó este doctor en Neurología.
Factores de riesgo
Como hay muchas posibilidades de contra el ictus embólico, las sociedades de neurología y expertos insisten en la prevención de este tipo de patologías. Esto significa controlar los factores de riesgo que son iguales a los de un infarto de miocardio, como son controlar la tensión, el colesterol, la diabetes y abandonar el tabaco, los cuatro grandes factores de riesgo, tal y como explicó Maestre. Además, en el caso de las personas que tienen problemas de corazón, como las arritmias, se debe prevenirlas y utilizar tratamientos anticoagulantes.Por lo demás, vida sana y ejercicio.
“Aún controlando los factores de riesgo habría casos de ictus que están condicionados por factores genéticos o la edad sobre los cuáles no podemos actuar”, matizó.
Atención inmediata
Un punto importante es coger a tiempo un ictus para poder conseguir los mejores resultados de recuperación en la persona que lo padece, tal y como aseguró este neurólogo.
Una vez que se detecte el tipo de ictus que es, en el caso de los isquémicos, es decir, cuando una arteria se obstruye, se puede reabrir con medicamentos o con un catéter sacando el trombo, aunque se trata de tratamientos novedosos.
“Hay un número de ictus que es posible desatascar la arteria ya que hay un intervalo de tiempo que el cerebro se puede salvar no superior a tres o cuatro horas”, determinó.
Muchas veces se puede recuperar al paciente por completo o reducir el infarto y, por lo tanto, que no afecte en gran medida a la calidad de vida de esta persona.
Una vez que finaliza todo este proceso hay que tener una especial vigilancia con estos enfermos, ya que este tipo de patologías tienen muchas complicaciones, esto es, que se puede quedar paralizado de un lado, se pueden desarrollar infecciones o embolismos pulmonares.
En este sentido, Maestre aseveró que la mejor forma de tratar a este paciente es en unidades de ictus, que cada vez se extienden más, ya que se disminuyen las secuelas y la mortalidad de la enfermedad, aunque indicó que la Administración se resiste a su instalación y que hacen falta no sólo más zonas para su atención sino profesionales formados en la materia.