Ayer se celebró en toda España no solamente el día de los Reyes Magos, con, sobre todo, los niños, abriendo los regalos que Sus Majestades venidos de Oriente les habían dejado mientras ellos dormían o, al menos, lo intentaban, por la emoción del momento. Y es que el 6 de enero es probablemente uno de los días del año más especiales para ellos. Para algunos, acaso, el más especial.
Pero decíamos que en España hay otras tradiciones el mismo día, de entre las que destaca la Pascua Militar. Es esta una ceremonia castrense española que se celebra en el Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. En ese acto, que se remonta al año 1782, cuando la Armada franco-española, formada por 52 navíos, tomó Menorca a los británicos, bajo el reinado de Carlos III, tanto el Rey como el ministro de Defensa realizan sendos discursos ante los miembros del Gobierno y la plana mayor de los tres ejércitos –Tierra, Aire y Armada-.
Frente a una multitud de militares, veteranos y guardias civiles, suelen realizar un balance del año anterior en clave del Ejército que sirva también como presentación del año en curso. En esta ocasión, el Rey Felipe VI habló, como no podía ser menos, de la catástrofe de la DANA y de las labores de los militares en las tareas de rescate. También tuvo un recuerdo para todos aquellos militares españoles que se encuentran en el extranjero cumpliendo misiones de paz en Iraq, o en países africanos como Senegal, República Centroafricana, Mozambique, Somalia o Yibuti; así como en la seguridad marítima en el golfo de Guinea o en el apoyo a los gobiernos norteafricanos y sahelianos en su lucha contra amenazas transnacionales como el terrorismo, el tráfico de personas y de estupefacientes.
Esa Pascua Militar se celebra además en algunas localidades españolas con larga tradición en lo que respecta al Ejército, como Santa Cruz de Tenerife. Por supuesto, no faltó el acto en Melilla, con la participación de todas las unidades -incluidos los Regulares y la Legión- y donde el comandante general, Luis Cortés Delgado, pronunció un discurso muy en sintonía con el del Rey para poner en valor la labor del Ejército en todos estos frentes.
Además, en su repaso del año, el comandante general no se quiso olvidar de algunos hitos para la ciudad autónoma en el campo militar, como la visita del patrullero Isla Pinto o la jura de bandera en el portaaeronaves Juan Carlos I.
No se olvidó Luis Cortés Delgado de la monarquía española, ahora que se cumplen diez años desde la proclamación de Felipe VI como Rey y que la princesa Leonor ha concluido una parte de su formación militar.
El comandante general reafirmó el compromiso del Ejército con la Constitución y puso en valor la importancia de las Fuerzas Armadas a la hora de disuadir y defender el país de potenciales adversarios.
El Ejército español, reconocido por su destreza, habilidad y solidaridad mundialmente, supone un orgullo para todos nosotros. Gracias a quienes lo integran, la mayoría de ciudadanos puede dormir mucho más tranquilos. Felicidades, pues, a todos ellos.
Para que esto dure para siempre, quizás sería conveniente, como reclama la OTAN y como también pidió ayer el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, que el Gobierno destine al mantenimiento y fortalecimiento del Ejército el 2% del PIB. La cantidad, a la que la OTAN pide llegar en 2030, superaría los 30.000 millones, que, visto así, puede parecer una cantidad alta, pero quizás no lo sea tanto si nos preguntamos cuánto valen nuestras vidas.
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