Opinión

La palabra

No por soltar una palabra o una secuencia de ellas en alto, con mayor volumen e incluso a gritos bajo una incipiente o manifiesta indignación (sincera o fingida), tiene más valor, capacidad de incidencia o convencimiento.

La irritación convulsa es mala compañera de viaje de la palabra útil, la despeña. La difumina o desnaturaliza cuando se le confiere -solo- el uso de arma arrojadiza como parte del discurso unidireccional y destinado a promover las emociones en favor de quién o quienes lo esgrimen.

Ocurre cuando lo que debiera ser un encuentro entre las ideas en competencia acaba convirtiéndose en un intercambio de golpes, de acusaciones, cuando no de insultos pasando de lo racional de las palabras a lo contrario, un flamígero petardeo. Eso, tantas veces, hace caer en trampas, en terreno minado. La palabra es una útil herramienta para destruir, pero igualmente para sortear los peligros y construir algo social en el que la disputa, la confrontación, las aspiraciones de poder o su mantenimiento caben; algo a lo que la gente no le da la espalda y por lo que se facilita la apetencia a participar, no únicamente como receptores pasivos del ruido o de los golpes, sino ante el reclamo que activa el interés por lo asuntos públicos.

La barbarie no está únicamente en el uso indiscriminado e injustificado de la fuerza (sea verbal o física), también en una consecuencia letal: la rotura de los puentes necesarios para el entendimiento, por muy frágiles que sean, siempre de ardua tarea, sea cual sea en lo que consista.

La incertidumbre que se vive en estos tiempos allana el camino para la barbarie o viceversa. Los sentimientos o la pasión en la disputa no debieran ser quienes la gestionen y lleven a término. La humanidad, en cualquier aspecto de la confrontación de la vida, lleva a la pasión o el sentimiento a su racional control frente al radicalismo. Para ello, escuchar, querer y saber hacerlo, es el verbo que mejor se conjuga y hace conjugar, teje redes. Escuchar la palabra que disiente de la propia, no sólo la que confluye con nuestra opinión o elección.

La palabra, al utilizarse, se ofrece en su lado más turbio cuando intenta imponer una verdad y realmente es una suposición o como máximo intuición. Construye juicios de valor y que en tantas ocasiones difieren del valor real, de la propia realidad. Con preocupante frecuencia el corazón o la intención viajan a mayor velocidad que la razón.

Compartir

Artículos recientes

Más del 80% de las personas que viajarán a Melilla en Semana Santa lo harán en avión

Entre el 80 y 90% de los viajeros que vendrán a Melilla durante la Semana…

10 horas hace

Imbroda ofrece a Pepe Álvarez convocar una mesa de negociación con los agentes sociales

El secretario general confederal de la Unión General de Trabajadores (UGT), Pepe Álvarez, ha declarado…

11 horas hace

La Flagelación abre sus puertas y presenta los tronos del Domingo de Ramos

En Melilla, la Semana Santa cobra vida con la dedicación y entrega de cientos de…

11 horas hace

El Senado aprueba una propuesta del PP sobre los ascensos honoríficos de los militares

El Senado ha aprobado este miércoles una Proposición de Ley impulsada por el Grupo Parlamentario…

14 horas hace

Melilla impulsa la transformación digital de sus pymes con el programa CARE

Melilla ha puesto en marcha el programa CARE (Centro de Rendimiento Empresarial), una iniciativa pionera…

14 horas hace