Merino aclaró que este año se ha logrado aunar ambas tareas y que hasta el momento no se han producido llegadas de las también llamadas ‘aguamalas’. La Limpiamar que se encarga de mantener limpias las costas de Melilla comenzó ayer a trabajar, según explicó a El Faro el viceconsejero de Medio Ambiente, Guillermo Merino.
Según aclaró, el acuerdo alcanzado este año con la empresa encargada de la tarea consiste en que, además de retirar los residuos sólidos que desgraciadamente aparecen periódicamente en nuestras costas, también asumirá la retirada de las medusas, así como de su avistamiento, con el fin de tener informados en todo momento a las autoridades, para que éstas, a su vez, puedan dar cuenta, a través de las banderas pertinentes, a los bañistas.
En principio está previsto que su horario de trabajo se extienda durante cuatro horas, aunque puede ocurrir, en caso de ser necesario, que su actuación se prolongue por más tiempo en circunstancias muy especiales.
Respecto a las medusas, que tantas molestias causan a los bañistas, y que por ejemplo se han dado por miles en las costas del norte de España, todavía no han hecho acto de presencia en nuestras costas. “Existen algunas en El Cabo”, informó Merino, en poca cantidad, pero de momento no hay riesgos de que alcancen nuestras playas.
De todas formas, recordó que los bañistas estarían informados inmediatamente de cualquier incidencia, a través de banderas.
Las medusas, también llamadas aguamalas, malaguas, aguavivas o lágrimas de mar son organismos marinos con tentáculos cargados con células urticantes.
Las que llegan a nuestras costas son las llamadas ‘carabela portuguesa’, cuya picadura es bastante dolorosa y puede resultar peligrosa para niños, personas mayores, alérgicos y personas con problemas cardiovasculares. El contacto con sus tentáculos provoca quemaduras e hinchazones en la piel.