La situación fronteriza de Melilla complica la aplicación de medidas de protección a las mujeres víctimas de maltrato. Así lo aseguró ayer la fiscal especialista en Violencia de Género en la ciudad, Laura Santa Pau. Señalo que en muchas ocasiones es difícil localizar a un presunto maltratador o notificarle que tiene una orden de alejamiento, por lo que ésta no entra en vigor.
La fiscal apuntó que aunque la Policía hace un trabajo “encomiable” en el control fronterizo, pero incluso así a veces resulta complicado. “La frontera a veces tiene muchos agujeros”, indicó Santa Pau. Además, indicó que, en algunas ocasiones, los juicios no pueden celebrarse porque los acusados no se presentan y tampoco pueden localizarlos al estar en el país vecino.
A pesar de esta situación, la fiscal especialista en Violencia de Género dijo que las mujeres en Melilla no están más desprotegidas que en otras ciudades de España, a pesar de esta peculiaridad por la situación fronteriza. Explicó que cómo es más complicado el control de los agresores, lo que se hace es acompañar a la mujer. La Policía se encarga de vigilarla a ella, mientras que en otros sitios este procedimiento se realiza con el supuesto agresor.
La fiscal indicó que el hecho de que Melilla sea una ciudad pequeña facilita que los policías puedan estar más pendientes de las supuestas víctimas. Eso sí, dejó claro que no se trata de una vigilancia como si se tratara de un delincuente, si no de acompañarla en sus movimientos para evitar que el agresor pueda acercarse.
Insistió en que una vez que el hombre cruza la frontera es imposible controlarlo y que los juzgados no tienen jurisprudencia cuando pasan al otro lado, lo que provoca que haya juicios que se queden sin celebrar.
La fiscal participó ayer en unas jornadas sobre violencia de género organizadas por el CEP, la AEGC y CSI-F. Habló de la evolución legislativa que se ha producido en la materia y recordó que hasta 1995 no se tenía en cuenta. Ahora consideró que la ley protege mucho a la víctima y que es muy avanzada. Señaló que su éxito radica en el carácter multidisciplinar, en el que se mezcla la tutela penal y judicial, con la institucional y social.
No obstante, dijo que si algo está fallando en el cuidado de la víctima de violencia machista es precisamente que a veces no cuenta con el apoyo institucional y social que necesita para mantener la denuncia en los juzgados y por eso no se consiguen tantas condenas. En este punto, explicó que se está pensando cómo podría conseguirse que una mujer que pone una denuncia tenga obligación de declarar, pero sin que esto suponga la posibilidad de ‘condenar’ a la víctima si no quiere hacerlo. Apuntó que es una cuestión compleja.
La fiscal especialista en Violencia de Género en Melilla, Laura Santa Pau, aseguró ayer que diariamente entran en los juzgados de nuestra ciudad una o dos denuncias por violencia de género. Señaló que hay volumen de trabajo suficiente para que existiera un juzgado exclusivo, aunque reconoció que es complicado conseguirlo. Santa Pau dijo que la mayoría de las denuncias interpuestas son por maltrato ocasional y amenazas. Por maltrato habitual también hay, pero la incidencia es menor.
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