El delegado del Gobierno insiste en que nada ha cambiado respecto de la prohibición de pasar por la frontera en dirección a Melilla productos cárnicos y lácteos procedentes de Marruecos. Insiste en que la legislación se viene aplicando igual desde el año 1993, en que entró en vigor la normativa que lo prohíbe. Para abundar en su afirmación, asegura que ha realizado un estudio por varias vías que así lo indican. Sin embargo, son muchos los melillenses de origen amazigh que sostienen que la prohibición se está aplicando desde hace meses de manera férrea y diferente a lo que venía siendo práctica común en nuestras fronteras.
La Comisión Islámica, que ha liderado en solitario la protesta por este proceder digamos fronterizo, no comparte la visión del delegado Antonio María Claret.
Según Claret, se trata de una protesta artificial e incomprensible. En esto al menos sí que coincide con quienes protestan y ven igualmente incomprensible que se niegue variación donde sí la ha habido, al tiempo que insisten en que se está aplicando la ley desatendiendo la cláusula que permite la importación a pequeña escala y para consumo propio de productos alimenticios marroquíes. De hecho, la tolerancia se aplica con la fiesta del borrego, como va a volver a suceder este año y el propio Claret da por hecho.
En medio del enredo, las distintas partes deberían sentarse de una vez y aclarar esto, porque para muchos melillenses comprar en Marruecos es la única forma de combatir los extremos rigores del paro y pobreza que sufren.