Están en el mismo barco, pero no todos navegan en la misma dirección. Ese es el mensaje que se deduce de las declaraciones que el ex diplomático Inocencio Arias realizó ayer a El Faro sobre la situación política en Marruecos y la próxima reunión de alto nivel con el país vecino. Sus palabras van en la misma dirección que las Emilio González Ferrín, profesor de Historia del Islam en la Universidad de Sevilla. “El caso concreto de Perejil en 2002 acalló en su momento tensiones internas entre la Corona marroquí y otros actores de la política interior, unas tensiones que bien podrían haber llevado a un incierto 23F aprovechando la aparente debilidad de un rey joven que, merced a la útil tensión con España, consiguió fortalecer su poder”, decía el profesor Emilio González en este mismo diario el pasado domingo.
En una línea similar, Inocencio Arias se expresaba ayer antes de participar en las jornadas organizadas por Promesa. Declaraba a El Faro que “no todas las autoridades marroquíes se esfuerzan en todo momento en que no tengamos problemas”. Fiel a su profesión, apuesta por la vía diplomática para abordar la relación con Marruecos: “Son las dos partes las que tienen que hacer un esfuerzo por solucionar el problema”. Y advierte de que “todas las autoridades marroquíes deberían velar por no crear problemas, sobre todo en estos momentos en los que los dos países tienen suficientes dolores de cabeza”. Sus palabras pueden entenderse como una llamada a la colaboración ‘interesada’ con el país vecino porque no podría haber peor escenario para España que un Marruecos políticamente inestable. Quizás por ello su ministro de Comunicación, Mustafa Jalfi, aseguraba ayer que su Gobierno no tenía ningún interés en hablar de Melilla y Ceuta en la próxima reunión de alto nivel. Prefiere centrar la conversación en “las oportunidades económicas recíprocas y las posibilidades de cooperación”. El desarrollo de Marruecos es una garantía para su estabilidad y para la tranquilidad de España.