l Las autoescuelas de Melilla han reducido los precios de las clases a costes de los 90.
Los malos momentos económicos hacen que la pirámide de necesidades sufra importantes variaciones y que lo que antes parecía imprescindible se convierta en un producto de lujo. Tras seis años de crisis económica, muchos saben bien lo que significa esto. La compra de ropa se ha reducido, el perfume se ha transformado en agua de colonia, las cremas antiarrugas ahora se compran en el supermercado y conducir un coche puede esperar, primero porque muchas familias no pueden pagar a sus hijos el precio de sacar el carné y segundo porque adquirir un vehículo tampoco resulta tan fácil como antes. Entre enero y abril de 2008 se expidieron en Melilla un total de 662 permisos B, en el mismo periodo de este año el número se ha reducido hasta los 299, lo que supone una bajada del 54%.
La tendencia de Melilla no es distinta de la del conjunto del país, aunque la bajada no es tan acusada. En concreto, este descenso fue del 11,5% en los primeros cuatro meses de este año en comparación con el mismo periodo de 2008, pasando de 131.363 a 116.290.
Si comparamos los datos de este año con los del pasado, se comprueba que los cuatro primeros meses del 2012 fueron incluso peores que los del 2013, con un total de 265 permisos expedidos a nuevos conductores entre enero y abril.
Desde la autoescuela África apuntan que ellos no han notado mucho esta reducción de expedición de carnés. Lo que sí han visto es que la gente que va a intentar sacarse el permiso B quiere dar menos clases prácticas que antes. Aseguran que si hace unos años la media era de unas 30 clases por persona, ahora la mayoría opta por 15 o 20. La razón es sencilla, las familias, que habitualmente son las que pagan el carné a sus hijos, tienen menos poder adquisitivo y aunque son conscientes de la importancia de tener el permiso de conducir, no pueden pagar tanto dinero.
No obstante, esto es un arma de doble filo, porque también provoca que el número de alumnos que pasan su examen a la primera se haya reducido. “Ahora suspenden más que antes y al final muchas veces les sale más caro que si hubieran dado más clases desde el principio”, indicaron desde la autoescuela.
Pero los propietarios de los centros de formación vial son conscientes de que los alumnos llegan ahora con menos dinero que antes y esto les ha obligado a bajar los precios de forma ‘espectacular’ en algunos casos. Una clase de conducir de 45 minutos puede costar en algunas autoescuelas de la ciudad 15 euros, un coste similar al de hace más de quince años y que según apuntan los profesionales del sector casi no cubre los costes. Sin embargo, ésta es la única forma que han encontrado para poder seguir contando con alumnos.
A pesar de todo, el verano continúa siendo la mejor época para estos centros de formación, porque los estudiantes aprovechan las vacaciones para comenzar con las prácticas, por lo que las cifras de expedición mejorarán en los próximos meses.