La Autoridad Portuaria confía en tener redactado y preparado el proyecto del muelle de grandes esloras o de cruceros alrededor de enero o febrero para poder empezar las tramitaciones necesarias y entonces comenzar la construcción de toda la infraestructura, que podría estar terminada en un plazo de unos 18 meses a partir de ese momento, según calcula el presidente de la institución, Manuel Ángel Quevedo, aunque una cifra más precisa se podrá proporcionar una vez estén todos los trámites hechos.
Con este proyecto, que, en principio, tendrá una inversión entre los 27 y los 30 millones de euros, podrán atracar a la vez dos cruceros de 350 metros de eslora –ya que habrá dos muelles-, lo cual supondrá un salto cualitativo para Melilla.
Actualmente, sólo pueden atracar embarcaciones de 270 metros de eslora como máximo, pero, según Quevedo, la mayor parte de cruceros hoy en día exceden ese tamaño y, si Melilla quiere aspirar a tener importancia en este mundo, dentro de los tres ejes marcados por el Gobierno local –Universidad, nuevas tecnologías y turismo-, necesita esos dos muelles –cada uno de los cuales tendrá 24 metros de anchura- donde puedan atracar barcos de hasta 400 metros de eslora y 11 metros de calado.
El proyecto, de cualquier forma, no consiste sólo en los muelles. Tal como ha informado el presidente de la Autoridad Portuaria, habrá una zona de desembarco para los cruceristas, con un ‘welcome center’, una pequeña estación marítima y un paseo marítimo perpendicular al actual y unido a la playa de San Lorenzo del que también se podrán beneficiar los melillenses. En esa zona próxima al McDonald’s también está previsto la construcción de un par de restaurantes. Todo ello implicará también reubicar la actual zona de reparación de embarcaciones.
Desde ese paseo los cruceristas podrán disfrutar de los atractivos de la ciudad, que, para Quevedo, son las playas, el centro urbano –con el modernismo, sus calles peatonales y la posibilidad de hacer compras- y Melilla la Vieja y sus murallas de los siglos XVI, XVII y XVIII.
Para aprovechar todo ese bagaje, Quevedo piensa que es necesario tener un muelle con la capacidad suficiente para que lleguen ese tipo de cruceros y poder subir de los nueve de 2023 –con 4.000 personas-, los 12 de 2024 –con casi 9.000 personas- y los 24 previstos para 2025. En este sentido, el presidente de la Autoridad Portuaria no ha dudado en afirma que, “si queremos dar un salto real, necesitamos un nuevo muelle”.
“El proyecto estrella”
Aunque la Autoridad Portuaria tenga previstas muchas iniciativas para esta legislatura, como la dársena de pesqueros, este muelle de cruceros es, tal como lo ha definido Quevedo, es “el proyecto estrella para esta legislatura”. De hecho, tal como ha indicado, “el proyecto del muelle de grandes esloras es el más importante no sólo en el Puerto, sino en la ciudad”.
Quevedo, quien considera fundamental contar con el apoyo de Puertos del Estado –tal como expresó su presidente, Álvaro Rodríguez Dapena, durante su reciente visita a Melilla-, ha explicado que la Autoridad Portuaria necesita la aprobación de Puertos del Estado, con la que ya cuenta y que a Quevedo le parece importante ya que esta institución aglutina a los 29 puertos de interés general de España, pero también de Demarcación de Costas y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y su paso por el Consejo de Ministros. Se espera contar con todas ellas a principios del próximo año.
Su esperanza es que para ello empujen todas las partes y, dando por descontado que lo harán la Ciudad Autónoma y Puertos del Estado, confía en que también lo haga la Delegación del Gobierno para ir “todos a una, porque este es el futuro de Melilla”. Así, pese a aclarar que “no cabe duda de que este es un proyecto del Gobierno de Imbroda y de la Ciudad Autónoma”, ha querido dejar claro que “aquí no hay colores”.
El Gobierno local, que también aportará una parte del presupuesto, de paso, se beneficiará de una serie de actuaciones medioambientales que a Quevedo le parecen “muy interesantes”. Por ejemplo, que todo el dragado de esa zona –unos 450.000 metros cúbicos de arena- pasarán a regenerar las playas, con especial atención a la del Hipódromo para hacerla más amplia. La zona de donde se saque la arena se rellenará con productos reciclados del vertedero, básicamente gravas y arenas que pueda haber y que, aunque de menor calidad que las otras, cumplan las condiciones necesarias. En este sentido, el presidente de la Autoridad Portuaria ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad al afirmar que, aunque se le llame vertedero, “no estamos hablando de productos de desecho, sino reciclables”.
Por lo tanto, se trata de un proyecto, en opinión de Quevedo, “enormemente sostenible e interesante” desde ese punto de vista y también para la ciudad “por el evidente impacto económico que tendrá que un gran número de cruceristas la visiten”, y también “geopolítico, porque es muy importante que Melilla sea conocida en toda Europa y en los Estados Unidos”.
La tercera pata de esa financiación es la empresa adjudicataria después de que se saque el concurso. Además de operar en el muelle, probablemente optará a tener en concesión los terrenos y algunos locales del puerto deportivo Noray.
Al respecto, el presidente de la Autoridad Portuaria ha adelantado que están manteniendo contactos ya con algunas empresas interesadas que, al visitar la ciudad, han visto sus posibilidades en el mundo de los cruceros.
Quevedo, quien ha recalcado la importancia de contar con el beneplácito de Puertos del Estado, que “ha visto la importancia que tiene para toda Melilla estratégicamente tener este muelle de grandes esloras”, ha indicado que este también permitirá que pueda atracar cualquier barco de la Armada o de otro tipo que, por su tamaño, ahora mismo no podría hacerlo.