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La comunidad educativa de La Salle recuerda su primera sede con una placa

Alumnos, profesores y antiguos estudiantes asistieron al emotivo acto en la calle Sidi Abdelkader · Miembros del Gobierno local participaron también en el homenaje.

“No es esto lo que yo me figuraba de Melilla”. Con estas palabras expresaban sus impresiones los hermanos Domingo José y Rogelio, quienes fueron enviados, hace ahora ya 100 años, a la ciudad autónoma para buscar un edificio que albergara el primer colegio de La Salle en Melilla. Y bien lo encontraron en la calle Sidi Abdelkader, que ayer fue el punto de encuentro de alumnos, profesores y antiguos estudiantes donde se descubrió la placa en homenaje a ese 16 de septiembre de 1912 en el que comenzaron las clases en el colegio La Salle con 402 niños matriculados.
El colegio se llamó Nuestra Señora del Carmen porque fue el 16 de julio del mismo año cuando se firmó el contrato de alquiler. Aquélla sería la sede del colegio La Salle en los seis años siguientes hasta su traslado al edificio actual.
Así recordó el hermano director de La Salle, Crescencio Terrazas, la llegada de la comunidad religiosa y educativa a Melilla durante su discurso ante los presentes. Las primeras autoridades políticas de la Ciudad acudieron como invitadas a este evento, ya que muchos de los integrantes del Ejecutivo melillense fueron alumnos de La Salle. De hecho, el consejero adjunto a la Presidencia para los Distritos IV y V, Javier González, es presidente de la asociación de antiguos alumnos de este colegio centenario.
El hermano Crescencio y el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, fueron los encargados de descubrir la placa que a partir de hoy luce en la calle Sidi Abdelkader, frente a otro edificio histórico de la ciudad como es el Palacio de los Cristales, acompañado del aplauso de todos los presentes. El presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de La Salle, Javier González, y una de las alumnas África Moralejo, que cursa 4º de Primaria en el centro educativo, fueron los encargados de colocar una ofrenda floral bajo la placa recién descubierta.
El coro de alumnos de La Salle puso el broche de oro final entonando el himno de la escuela, el que los antiguos alumnos, con el paso de los años, tampoco han olvidado, por lo que no dudaron en cantar con los más pequeños, aprovechando una tregua que la lluvia dio en la mañana de ayer para la celebración de este acto.

La historia de La Salle y Melilla

El hermano Crescencio no pasó por alto en su homenaje nombrar a los primeros alumnos de la escuela, como los hermanos Rafael y Antonio Santamaría Balaguer, los dos primeros de los 402 niños matriculados en el año 1912, y Manuel García López. “La historia de Melilla en el siglo XX es inseparable de la historia del colegio La Salle. Melilla no hubiera sido hoy la misma si no hubiera estado el Colegio de La Salle”, afirmó el hermano Crescencio, quien calificó la llegada de esta comunidad religiosa y educativa a Melilla como uno de los acontecimientos culturales y religiosos más importantes de la ciudad a lo largo de estos 100 años.
Así, señaló que de las aulas de La Salle han salido importantes personalidades del mundo militar, político, ingenierías, periodismo, judicatura, literatura y ciencia, al igual que en el ámbito religioso. Por último, el hermano director de La Salle en Melilla quiso agradecer a la familia Bueno Cinta, propietarios de la casa, por permitir la colocación de esta placa.
El presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, también dirigió unas palabras a los asistentes, destacando la grata sorpresa que los hermanos de La Salle se llevaron de la ciudad en su primera visita, que “nos sigue pasando 100 años después”. Imbroda subrayó la importancia que la llegada de la comunidad religiosa educativa tuvo para la historia de la ciudad, y que esos hermanos “no supieron entonces lo que iba a significar después”. Debido a esa importancia y el papel que juega hoy el modelo educativo en La Salle, el pasado 17 de septiembre, el colegio recibió la Medalla de Oro de la Ciudad Autónoma, momento muy emotivo que ayer recordó Imbroda.
Así, el mandatario autonómico destacó la trascendencia “de los valores de La Salle, que son un estímulo para sus profesores y que gracias a ese modelo de enseñanza y formación ha sido extraordinaria la cosecha recogida en Melilla estos años”.
Por último, Imbroda no dudó en felicitar a toda la comunidad educativa de La Salle por la celebración de su primer centenario y manifestó su deseo de que los responsables del centro educativo sigan “por ese bello camino de la enseñanza y que sigáis haciendo Melilla cada día”.

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