El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Joaquín Páez, y el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, José Ronda, han firmado este miércoles la cesión, por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a la Administración local de la explotación de la planta desaladora, que ha entrado en vigor a las 0:00 horas.
En una rueda de prensa posterior a la firma del documento, Morán ha indicado que, desde que comenzó el Gobierno de Pedro Sánchez, en 2018, uno de los primeros proyectos que acometieron fue “la priorización de actuaciones de interés general vinculadas al ciclo del agua”, sobre todo “en un momento en el que Melilla venía pasando por dificultades” para garantizar el abastecimiento de la población.
En un proceso de cooperación entre la Ciudad, el Ministerio y la CHG –que tiene encomendada la gestión del ciclo del agua en Melilla-, se cerró un acuerdo para, con el compromiso de las tres partes, culminar el proceso de modernización del sistema de abastecimiento del agua en Melilla para el que prácticamente se han cumplido los plazos.
En total, todo el proceso ha supuesto 28 millones de euros de inversión –el 60 por ciento de los Fondos Feder y el restante 40 por ciento que adelanta la CHG y la Ciudad tiene que devolverle en 25 años a través de la Tarifa de Utilización del Agua (TUA)-. El objetivo del proyecto es llegar a los 30.000 metros cúbicos diarios de agua desde los 22.000 actuales. Al mismo tiempo, se han modernizado las instalaciones con la sustitución de las membranas de la desaladora.
Todo ello va a permitir, según Morán, disponer de una mayor capacidad de producción y, en segundo término, “mayor resiliencia” frente a los cortes de agua que pudieran producirse. Tal como ha explicado, aunque aún no se ha llegado a los 30.000 metros cúbicos, ya se pueden acometer las actuaciones de mantenimiento de la desaladora sin detener la producción y, si se produce una avería, esta no afecta íntegramente a la capacidad.
Otra actuación, también compartida entre las partes y que se encuentra ya en marcha, es la modernización de la red de abastecimiento, que cuenta con un presupuesto de ocho millones por parte de la Administración General del Estado (AGE). De la misma forma, ya se ha iniciado la tramitación del expediente para el trazado de una nueva línea eléctrica que permitirá tanto garantizar toda la potencia de la desaladora como salvar las dificultades de la actual red de abastecimiento, antigua y con frecuentes averías que dificultan la gestión de la desaladora.
“Una vez este proceso esté terminado, Melilla contará con un robusto sistema de abastecimiento de agua que le permitirá salvar las incertidumbres que durante los últimos años venía padeciendo”, ha asegurado el secretario de Estado de Medio Ambiente, quien ha agradecido su colaboración tanto a los técnicos de la Consejería, de la CHG y del Ministerio como a las empresas que han participado en el proyecto, Harpo y Aqualia, porque, gracias a todos ellos, el traspaso en la gestión de la desaladora se ha podido llevar a cabo sin incidencias.
Morán ha explicado que, aunque aún la desaladora no está produciendo esos 30.000 metros cúbicos diarios de agua, sí que llega a esos 22.000 metros cúbicos sin depender de incidencias que años atrás obligaban a cortar el suministro.
El secretario de Estado de Medio Ambiente ha añadido que, cuando se culmine el nuevo trazado de la red eléctrica en el plazo de un año –cabe recordar que hubo que modificarlo porque la Ciudad consideraba que no era el más adecuado-, quedará garantizado el consumo de agua las 24 horas al día “salvo catástrofe”, y además de calidad “óptima” y “apta para el consumo”. En este sentido, Morán ha querido dejar claro que el agua de la desaladora se puede beber, puesto que “cumple con todos los parámetros y requerimientos sanitarios”.
Por su parte, Ronda ha afirmado que la cesión de las competencias sobre la desaladora tendrá “todas las ventajas” para los ciudadanos, ya que la Administración local podrá estar más cerca de todo cuanto allí sucede, se hará cargo de su mantenimiento e incluso puede exigir a la empresa encargada de su explotación –actualmente Sacyr- todo lo relacionado con el cumplimiento del contrato.
“Va a suponer una mejora en el suministro de agua de la ciudad”, ha indicado el consejero, quien asume con gusto el reto, aunque suponga “una responsabilidad más” para la Ciudad Autónoma. Según Ronda, tienen bastantes esperanza de que van a conseguir “que toda la ciudad tenga agua en condiciones durante las 24 horas del día”.
Antes de la firma del documento para transferir la gestión de la planta desaladora a la Ciudad Autónoma, el jefe del Ejecutivo local, Juan José Imbroda, y Ronda han recibido a Morán y a Páez en el despacho del presidente.
Posteriormente, los miembros del Gobierno central y de la Ciudad Autónoma han realizado una visita a las instalaciones de la desaladora.
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