Varios miembros de la asociación afirmaron que se está barajando la posibilidad de buscar un portavoz para evitar castigos como el recibido por otros agentes del Cuerpo.
La Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) de Melilla se negó ayer a ofrecer su opinión sobre lo ocurrido en la frontera en los últimos días, en lo referente a la denuncia que realizó la Comisión Islámica (CIM) en días pasados de que los agentes de la Benemérita estaban multando “de manera injusta” a personas de religión musulmana por trasladar alimentos de un lado a otro de la frontera.
Este silencio, poco frecuente por parte de la AUGC, desde donde normalmente ofrecen su parecer sobre el estado de la frontera que separa Melilla de Marruecos, se debe a que muchos de sus integrantes temen ser objeto de sanciones si se pronuncian sobre este tipo de temas.
Así lo comunicaron varios miembros de esta asociación en declaraciones realizadas a ‘El Faro’, al tiempo que señalaron que la AUGC no realizará más declaraciones referentes al Cuerpo hasta que sus integrantes estén seguros de que no recibirán sanciones.
Ahondando en esta cuestión, los miembros de la asociación de la Benemérita precisaron que este miedo no es infundado, sino que tiene su base en varios castigos recibidos por dirigentes de la AUGC a causa de sus palabras ante los medios de comunicación.
Es el caso del secretario general de la asociación en León, Santiago Duarte, al que consideraron autor de unas declaraciones públicas en asuntos de servicio, motivo por el que fue condenado a cuatro días empleo y sueldo.
Pero la sanción que para la AUGC “ha sido el colmo de los atropellos a la libertad de expresión” fue la pretenden imponer desde hace escasos días a Juan Carlos Toribio, agente de la Benemérita de Zamora, por criticar insistentemente el estado de las carreteras.
Al parecer, el guardia civil ya contaba con cuatro expedientes disciplinarios en su haber por pronunciarse sobre esta cuestión, ya que en algunas ocasiones llegó a calificar como “ilegales” algunos pasos de peatones.
Por sus críticas, realizadas ante una cámara de televisión, este agente podría ser sancionado con la expulsión del subsector de tráfico durante dos años.
Es por casos como éstos que la AUGC de Melilla no desea pronunciarse sobre ningún asunto refente a su trabajo hasta que sus integrantes y dirigentes “estén completamente seguros de que tienen un mínimo de libertad de expresión”.
El motivo por el que ‘El Faro’ consultó ayer a los integrantes de esta asociación fue para pedir su opinión sobre las acusaciones de la Comisión Islámica de Melilla (CIM) de que se estaban imponiendo “multas injustas” a personas musulmanas que pretendían pasar a la ciudad con alimentos.
Así pues, los consultados optaron por no pronunciarse al tiempo que pidieron disculpas por su silencio. Más de uno se lamentó ante “la falta de instrumentos para defenderse” frente a las críticas de la CIM. Por el momento, se mantendrá esta peculiar ley del silencio, por lo menos hasta que la AUGC esté segura de que puede pronunciarse sin temor a sanciones.
Dependiendo de cómo evolucione la situación, la AUGC baraja varias soluciones, entre ellas encontrar a un portavoz ajeno al Cuerpo que pueda pronunciarse sobre el parecer de los agentes de la Benemérita.