La magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Melilla ha archivado la causa por la que Marina García llevó al Ingesa a los tribunales después de que su madre, Francisca Gutiérrez, falleciera tras ser ingresada en el Hospital Comarcal en julio del 2014. La jueza indica en la sentencia que no entiende que haya un delito de homicidio imprudente, puesto que cree que “era imposible que el personal del hospital pudiera conocer una alergia que no constaba en ninguna parte del historial, mucho menos en los programas informáticos con los que contaban, y donde además, ni paciente ni familiares anunciaron”. Y es que según explicó García a El Faro, llevaron a su madre al hospital por unas pequeñas dolencias y que empeoró cuando le inyectaron contraste para realizarle un TAC. Señaló que en la ficha de su madre estaba indicada dicha alergia, pero que los sanitarios responsables no lo miraron, como se suele hacer habitualmente. La jueza defiende que exigir responsabilidades a los médicos es difícil y que por regla general, “el error en el diagnóstico no es tipificable como infracción penal, salvo que por su entidad y dimensiones constituya una equivocación inexcusable; que queda también fuera del ámbito penal”. Sin embargo, a García le llama la atención como una jueza, que está sustituyendo a otra, haya resuelto el caso en un mes y asegura que no ha tenido en cuenta la documentación presentada por la acusación. Además, denuncia que ha tenido dificultades a la hora de obtener algunos de dichos documentos que ayudarían a probar que se cometió una negligencia por parte de los sanitarios. Con la voz entrecortada, García relata la sucesión de los hechos que supuestamente llevaron a su madre a la muerte y ahora la justicia, en el archivo de la causa, hace responsable a la familia .