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Juan Rando: "Mohamed VI no abrirá la frontera porque lo pida Sánchez sino porque lo necesita"

Abogado penalista con mucho éxito, ex agente del CNI, y un conocedor de las relaciones hispano-marroquíes, Juan Rando ha conversado con El Faro y ha compartido su análisis de las claves de la visita que Pedro Sánchez hará a Rabat este jueves. En su opinión, el rey de Marruecos, Mohamed VI, cambió la fecha del viaje del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, prevista para el 1 de abril, para obligar al presidente español a hacerle una reverencia (beiá).

También cree que sí hay cambio de política española respecto al Sáhara y, contrario al período de tranquilidad en Ceuta y Melilla que augura el Jemad, Teodoro López Calderón, Juan Rando considera que las ciudades autónomas no salen reforzadas de un giro diplomático del que no fueron informados ni el jefe de Estado ni el Parlamento.

"Después de la carta (enviada por Pedro Sánchez a Mohamed VI, apoyando el plan marroquí de autonomía para el Sáhara) la situación de Ceuta y Melilla no ha cambiado en nada. Son dos ciudades a recuperar, pero ahora en una situación de más debilidad", recalca Rando, convencido de que la misiva "es un retraso en política internacional".

Este hombre, leal a la democracia el 23-F, cuando era agente del Cesid, es tajante al asegurar que las fronteras de las dos ciudades autónomas abrirán no porque lo pida Pedro Sánchez este jueves en Rabat sino porque Marruecos lo necesita para el sostenimiento económico de los casi 7 millones de marroquíes que viven al norte de país y para los que los enclaves españoles son determinantes en su subsistencia.

"Marruecos no abrirá la frontera porque lo pida Sánchez sino porque lo necesita", señala el ex espía en declaraciones a El Faro.

La primera regla de oro

Para explicar en qué consiste el cambio de política española respecto al conflicto saharaui, Juan Rando se remite a la Marcha Verde del año 1975, cuando España abandonó el Sáhara y cedió la Administración de la zona norte a Marruecos y la del sur a Mauritania, que en aquella época tenía una organización precaria, como Estado. Los ataques del Frente Polisario amedrentaron a Mauritania, que en 1979 abandonó la parte sur que le había cedido España.

En aquel momento, añade Rando, España no cedió el Sáhara como lo conocemos hoy. Sin embargo, la carta enviada por Pedro Sánchez al rey de Marruecos le reconoce la totalidad de un territorio del que España responde ante la ONU.

"Esto ha sido fruto de la inconsciencia  y la soberbia de Pedro Sánchez", señala Juan Rando, basándose en el argumento de que desde 1975 nuestros servicios de Inteligencia siempre han tenido claro que en la relación de España con el Sáhara intervenían muchos factores a tener en cuenta. Por una parte, España como potencia administradora, según la ONU; por otra, que el Sáhara Occidental era un territorio lleno de españoles; que Marruecos se había apropiado de él; que Mauritania tenía parte de responsabilidad porque había dejado parte del territorio y que Argelia, también cuenta en este asunto.

En esa situación, España siempre ha tenido claro que es un conflicto en el que no debía intervenir porque, de hacerlo, desequilibraría la situación: no se puede contentar a Argelia, a Marruecos, a los saharauis...

Ese planteamiento, insiste Rando, es y ha sido el primer mandamiento de todos los gobiernos en España. "Es la primera regla de oro", recalca, porque la intención era equilibrar la balanza y además esperar un pronunciamiento de la ONU para no predisponernos con nadie.

Con la muerte de Hassan II, Rando destaca que Mohamed VI se propuso conseguir lo que le quedó pendiente a su padre y para ello, el actual monarca altera el equilibrio poblacional en el Sáhara, trasladando a vivir allí a marroquíes que viven subvencionados desde hace cuarenta años.

Toda este rodeo lo utiliza Juan Rando para explicar que la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI lo que ha hecho ha sido remover todo aquello que no se había removido ni siquiera con pequeñas acciones que complicaban la relación.

Y eso se hizo, en su opinión, porque Pedro Sánchez no tenía claro el poder de Marruecos. Lo considera un país de tercera, pero no tiene en cuenta que este tipo de países no tienen que dar explicaciones a nadie.

Marlaska y la debilidad de la valla

Sin embargo, continúa el argumentario de Rando, en su afán de culminar la obra inacabada de su padre, Mohamed VI estableció un acuerdo con Israel e hizo que pareciera que Estados Unidos había sido el artífice de ese cambio. Poco después, Trump reconoció la marroquinidad del Sáhara y ganaron todos porque Israel tiene en Marruecos un país árabe, cercano a Europa, con influencia en la comunidad musulmana.

Para Rando esto hizo crecer a Marruecos. En ese punto de la historia, Rabat empezó a aumentar la presión migratoria sobre las ciudades de Melilla y Ceuta. Pero para explicar el porqué, él la da vuelta al calcetín y explica cómo se vive la inmigración del otro lado de la valla.

En resumen, Rando considera que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al ordenar la retirada de las concertinas de las vallas de Melilla y Ceuta  las hizo más saltables y en lugar de seguir siendo un elemento de disuasión, las ha convertido en un efecto llamada. Esto significa que Marruecos está aguantando la llegada a España no de cientos de migrantes subsaharianos, sino de miles y miles de migrantes africanos que viven en campamentos, muchos con formación militar; otros, veteranos de guerra...

En definitiva, se han organizado militarmente y, por eso, en el salto del 2 de marzo a la valla de Melilla formaron dos columnas, separadas para dividir a los cincuenta guardias civiles que tenían que pararlos. De esta forma, una de las dos tenía grandes posibilidades de conseguir su objetivo.

"Esta actitud es imparable", en opinión de Juan Rando por el tipo de frontera abierta que Marruecos tiene con Argelia y que convierte la zona de Oujda en punto de entrada de la inmigración que se refugia en el monte Gurugú sin que se sepa cuántos de esos migrantes viven ahí.

Esta zona, según Rando, está fuera de control. Es cierto que la valla con concertinas no impedía los saltos, pero también es cierto que retrasaba la entrada y daba tiempo a reaccionar.

"Marlaska ha debilitado la valla. Ya no es disuasoria y los migrantes asaltan a una sola voz", insiste, recalcando que lo que hay ahora (peines invertidos) "es algo mucho más light".

Eso provocará, está seguro, un salto a la valla detrás de otro "hasta que África se vacíe en España", dice.

Además, pone el acento en que "Marruecos no puede aguantar la presión migratoria y no le queda más remedio que abrir la válvula de vez en cuando".

Rando considera que esta situación explica también las devoluciones en caliente en la frontera con Francia, país de destino de esa inmigración africana.

Ghali hace estallar la situación

En este contexto se produce la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, organizada entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pese a las advertencias de los servicios de Inteligencia que sabían que cualquier cosa que se hiciera llegaría a Marruecos y a Argelia porque ambos países tienen muchos infiltrados en el Polisario.

"Es lo que ha hecho estallar la situación", apunta Juan Rando.

La solución, en su opinión, habría estado, como ha dicho en alguna ocasión el exministro José Manuel García Margallo, en haber mandado a Ghali a atenderse a Dinamarca o Suecia, aunque España hubiera corrido con los gastos de su atención sanitaria.

Juan Rando está convencido de que Marruecos entendió ese movimiento como un acercamiento de España al Frente Polisario y a Argelia. Y eso fue lo que rompió el 'statu quo' que no se tocaba desde 1975.

Para Rando es importante destacar que esto ocurre en un momento en que Marruecos se siente bendecido por Donald Trump y que juega a su favor la mala relación de Pedro Sánchez con Estados Unidos, donde no confían en él por su alianza con los comunistas de Podemos.

Esa es la explicación, añade, de por qué Biden no cuenta con España y por qué el nivel de Información que España recibe de Estados Unidos es mínimo. No quieren filtrar nada para que no llegue a  Rusia.

Por tanto, la crisis con Rabat, Juan Rando la achaca a una imposición de Pedro Sánchez que "cree que él decide la política con países más débiles como Marruecos y Argelia", pero ignora que "Marruecos tiene armas muy poderosas".

"Él quería el gesto de que el progresista va a atender a Ghali".

Aviso brutal a España

Juan Rando asocia esa decisión con lo ocurrido en Ceuta en mayo de 2021 que él llama "la gran respuesta de Marruecos" que, además "era obligado responder", pero admite que nadie imaginó que esa respuesta "iba a ser tan contundente".

Y por contundente se refiere a la entrada de 11.000 migrantes que según su versión, llegaron en autobuses a la frontera y los aduaneros marroquíes les abrieron las puertas.

"Fue una repetición de la Marcha Verde del Sáhara" y Juan Rando no cree que Marruecos haya salido mal parado de aquello.

"Marruecos no se mueve por la percepción que Europa tiene de ellos". De ahí ese "aviso brutal" a España, que causó en nuestro país "un auténtico shock".

"Cuando Marruecos nos devuelve el golpe, nos desestabiliza porque nadie se lo esperaba".

¿Cómo afecta a Melilla y Ceuta?

Pero esa Marcha Verde sobre Ceuta no es suficiente para Mohamed VI y Juan Rando entiende que el rey de Marruecos "quiere seguir apretándonos las clavijas" y por eso los mejanis se desentendieron en la valla y "aflojaron mucho la mano" y por eso Marruecos se adelanta al Gobierno español y filtra la carta que le mandó Pedro Sánchez apoyando el plan de autonomía sobre el Sáhara para "dejarnos en ridículo a nivel internacional".

"Después de la carta, la situación de Ceuta y Melilla no ha cambiado nada. Son dos ciudades a recuperar, pero ahora en una situación de mayor debilidad".

Pero eso, matiza, es algo que cambiará en el futuro porque las ciudades autónomas son dos polos de desarrollo para el norte de Marruecos, válvulas de escape para la población de las regiones del norte.

¿Por qué cambia la visita del ministro Albares?

Juan Rando tiene claro que Mohamed VI cambió la visita que tenía previsto hacer este 1 de abril el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, porque al rey de Marruecos no le basta todo lo que ha hecho Sánchez "y necesita un gesto de 'beiá', necesita sumisión.

"Ha impuesto que vaya Sánchez porque quiere una muestra de sumisión de España" al entender que quien le ofendió dejando entrar a Ghali fue el presidente, no el ministro y por eso quiere que Sánchez vaya a besarle la mano.

¿Qué pasará este jueves en Rabat?

El abogado y ex agente del CNI da por hecho que durante la visita de Pedro Sánchez a Rabat el rey de Marruecos se mostrará "condescendiente" y demostrará simpatía "sin excederse".

"Sánchez va en la posición de alguien que va a pedirle perdón".

A estas alturas, Juan Rando cree que el presidente del Gobierno español ya sabe que la soberbia no le funciona con Marruecos, al que él creía un país débil, sin reparar en que Marruecos está fortaleciendo su Ejército para que "en un momento dado la situación de equilibrio bascule a su favor".

En este sentido, no cree que Marruecos vaya a entrar en guerra con España porque eso supondría entrar en guerra con la OTAN, pero le permite hablar en la escena internacional desde una posición de fuerza.

Rando tiene claro que la única amenaza que representa Marruecos es la de un país "con precarios equilibrios internos, fronterizo con España".

Sin embargo, también está convencido de que aunque Marruecos no lo reconozca, a ellos también les interesa abrir las fronteras porque de eso depende la economía de millones de personas.

Pero avisa a navegantes: "Nos abrirán las fronteras porque lo necesitan, pero seguirán poniéndonos dificultades". Insiste que nos conviene "cuidar" a Marruecos porque "bien llevado representa un negocio importantísimo".

A los desmemoriados les recuerda que en los tiempos de buenas relaciones con Rabat, España desplazó a Francia como proveedor de Marruecos. Así que en su opinión, hay que preguntarse por qué hemos llegado a la situación actual y él mismo se responde: "Hay una verdad inamovible: en el tema del Sáhara no había que entrar".

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