Tras varias jornadas de lucha sin recompensa, la Unión Deportiva Melilla volvió a celebrar una victoria en el Álvarez Claro con un rotundo 3-0 ante el CD Estepona, y lo hizo de forma brillante. Pero más allá del resultado, el partido dejó una imagen que resumía perfectamente el momento: el rostro de Javi Motos, entrenador azulino, visiblemente emocionado, reflejando el alivio y la felicidad por una victoria que, según sus palabras, “se estaba haciendo de rogar”.
En su análisis posterior al encuentro, el técnico no ocultó su alegría “Estamos muy felices, sobre todo porque esta victoria se resistía. Creo que en varios partidos anteriores el equipo había hecho méritos para conseguirla, pero el fútbol tiene esas cosas. Cuando no quiere dártela, no te la da… y hoy, en cambio, nos la ha regalado de una manera muy bonita, generosa y cargada de confianza”.
Motos reconoció que el equipo necesitaba romper esa barrera psicológica. “Quitarnos ese puntito de necesidad que teníamos era clave. Ahora toca seguir trabajando con la misma energía, con el mismo nivel de compromiso, pero con una carga emocional distinta”, explicó. “Las caras de los jugadores, del cuerpo técnico, de la afición al terminar… eso no tiene precio. Nos hacía falta”.
Para el técnico, esta victoria no solo suma puntos, sino que refuerza el vínculo emocional entre equipo y afición:
“El club está trabajando, la afición empujando en la medida de lo posible… pero nos faltaba darle algo. Esta victoria es ese regalo que nos une más, que nos libera un poquito a todos”.
En cuanto al análisis deportivo, Motos fue claro “La primera parte fue igualada. Llegábamos al área rival con cierta comodidad, pero nos faltaba decisión, quizás por la ansiedad de querer marcar. En el descanso hablamos de estar estables, tranquilos, y tener un poco más de pausa y conciencia en los metros finales”.
Los ajustes surtieron efecto. Con los cambios, el equipo encontró fluidez y contundencia “La entrada de Abdelah y el cambio de posición de Julio Iglesias nos vinieron como anillo al dedo. A partir del primer gol, el equipo se liberó, volvió a fluir y todo el mundo se montó en el barco”.
Motos también tuvo palabras especiales para Abdelah, uno de los jugadores que revolucionó el partido tras su ingreso en la segunda parte:“Tiene esa estrella, ese fútbol de calle, de desparpajo. Aún está en proceso de madurez y tiene que mejorar algunas cosas, pero cuando saca a relucir su talento es un jugador diferencial para la categoría”.
Preguntado por lo que representa este triunfo, Motos fue tajante: “Debe servir para afianzar la buena línea de trabajo que el equipo ya venía haciendo. Los resultados no estaban acompañando, pero el trabajo era el adecuado. Ahora tenemos esa victoria, que no nos dé miedo buscar otra. Hay que abrazarla y que sea nuestra compañera emocional para seguir creciendo como equipo”.
Más allá del plano deportivo, el entrenador quiso cerrar sus declaraciones con una dedicatoria emotiva: “Hoy, además, era especial. Era la primera vez que venía mi niño a verme. Ha viajado con mi mujer este fin de semana y tenía muchas ganas de dedicarle una victoria. Ellos también lo sufren desde la distancia, saben lo que supone no ganar. Por eso, hoy podré regalarles mi mejor sonrisa y mi mejor versión. Estoy muy feliz”.
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